En la cultura popular argentina sobresale una cumbia villera que clama por la ilusión de los jóvenes de clases bajas del país y sus aspiraciones por salir del barrio en busca de una vida mejor. Es el 'Pibe cantina', la historia de un chico al que le toca la lotería y escapa de la villa, las barriadas de casas pobres que dibujan parte del urbanismo de Argentina y retratan, a su vez, la realidad socioeconómica de un gran segmento de su población. El milagro futbolístico y social de Diego Armando Maradona guarda relación con ese horizonte esperanzador, influenciado tanto por la suerte como por el talento innato, con la salvedad de que el Diego jamás perdió de vista el lugar que le vio crecer. Hoy se cumple un año de la muerte del "genio del fútbol mundial", bautizado así por el relator Víctor Hugo Morales en la delirante y pasional narración del 'gol del siglo' ante Inglaterra en México 86, y su recuerdo continúa muy presente.
La figura de Diego Armando Maradona no se entiende sin el contexto histórico que le acompañó. Tampoco se puede asimilar del todo su figura e impacto -si es que eso es posible- analizando solo al Maradona futbolista. Son dos de las principales ideas que defiende el periodista catalán Guillem Balagué (53 años), una de las grandes voces autorizadas del mundo del fútbol en nuestro país, que ha trascendido fronteras con sus coberturas para la CBS norteamericana y su expertise
Autor de la única biografía a Leo Messi autorizada por el jugador, Balagué pasó años persiguiendo el mito de Diego Maradona. Leyó toda la obra en castellano sobre el ‘pelusa’ -39 libros, algunos de ellos “muy buenos” aunque demasiado “pasionales”, como él mismo nos reconoce- y viajó hasta Argentina para indagar sobre su figura, en un periplo que le llevó hasta la casa de Maradona en Villa Fiorito. El resultado es ‘Maradona: El pibe, el rebelde, el dios’, un relato pormenorizado de la vida del 10 argentino que, desde la sobriedad emocional, ahonda en sus paradojas y trata de desentrañar a un personaje que trascendió el mundo del fútbol.
Desde su casa de Barcelona, Balagué atiende a Uppers por videollamada para intentar explicar la figura de Maradona. El periodista le define como "un rebelde poderoso", el necesario "portavoz de los que no tenían voz" que impactó de lleno en la vida de todos y que terminó convirtiéndose en un "vanguardista" en muchos aspectos relacionados con el fútbol.
Crecido en Villa Fiorito, al sur de la provincia de Buenos Aires, la figura de Maradona no se entiende sin sus orígenes. "Ciertamente le define en muchos aspectos. Tiene como referencia su mito, la idea de que salió del barro, literalmente, pero si quieres sacar otro Maradona no lo vayas a buscar allí, porque no hay condiciones para que eso ocurra", cuenta Balagué. Sus orígenes podrían explicar quién fue Diego y quién fue Maradona; sin embargo, no conviene romantizar una infancia tan dura. "Es una idea romántica lo de que un niño de allí puede conquistar el mundo. Él lo conquistó porque tenía muchísimas condiciones, talento y una mentalidad para poder salir desde abajo", explica.
Desde muy pronto, Maradona cargó con un peso que no le correspondía. A los 15 años comenzó a ganar dinero con el fútbol. Aquello fue el principio de su desestabilización emocional; el hecho de cargar con un papel que, por edad, no le correspondía. "Si no permites que los padres delimiten el marco en el que debes funcionar mental y emocionalmente, acabas por tener una vida muy poco equilibrada. (...) Diego tenía unas responsabilidades que no le pertenecen a un chaval de 15 años y que le hicieron madurar demasiado pronto. Eso hace que a los 21 años se quiera retirar", relata el periodista catalán.
Maradona tenía una personalidad "adictiva", tal y como define el autor. El descubrimiento de la cocaína y el alcohol, junto con el anhelo de ganarle la carrera a la vida (presente en su filosofía de vida, ese querer "más y más y más", propio de los grandes jugadores, según Balagué) le llevó a una espiral de drogadicción que terminó limitando sus picos de talento y supuso, a finales de los años 90, varias suspensiones de los terrenos de juego por positivo en controles antidoping. "El fútbol no le cuidó. A un drogadicto no puedes quitarle lo que más quiere y alejarle de todo durante 15 meses. Hay que cuidarlo, hay que tratarlo", sentencia Balagué.
¿Se fue injusto con Diego Maradona?
Se está siendo injusto con su imagen, porque abrió muchísimos caminos que ahora se están repitiendo y no se le ha reconocido. Se habla de él como gran futbolista, un personaje, un mito, un rebelde y esas cosas, pero Maradona fue el primero en tener un agente, y los agentes son imprescindibles en el fútbol: si no, los clubs se comen a los jugadores, yo lo veo así. Fue el primero en tener un agente de prensa, necesario para tener contacto con la afición a través de los medios pero también para defender un mensaje o tener una imagen. Fue el primero en intentar crear un star system alrededor suyo, con la idea de tener beneficios comerciales y de que se le tratara como él pensaba que era en el mundo del futbol, una estrella.
Fue el primero en intentar organizar un sindicato de futbolistas, cuando los futbolistas no creían ni tener derechos. Fue el primero en crear una productora de televisión y una marca. Sus protestas a FIFA por los horarios (del Mundial 86) tuvo un efecto; sus protestas a las faltas que se cometían a los artistas tuvo su efecto también. Para mí es mucho más que un futbolista, es un vanguardista en mucho de lo que hizo.
Sus orígenes en VF, ¿pueden llegar a explicar la intensidad con la que vivió la vida?
No creo que vaya por ahí. Hay muchas cosas con las que se nace, no es dónde sino cómo se nace. Le pedí a un psicólogo amigo mío si podía hacer un informe psicológico sobre Diego, porque él conocía a Maradona de cerca. Entre otras cosas, me dijo que era bipolar. Hay cosas con las que se nace; el contexto te ayuda a crecer o te sirve como referencia para no volver y para luchar desde el principio.
Cuando fui a Rosario para el libro de Messi, yo tenía la idea romántica de que si juegas en un campito donde pasean perros mientras juegas, hay piedras y es desigual, y sabes jugar bien, puedes jugar bien en cualquier sitio. Santiago Solari me dijo: 'no, tú dale un césped artificial a Messi y verás como será mejor futbolista. No hay que romantizar esa imagen de un pasado que fue muy duro.
Esa bipolaridad de la que habla, ¿se le llegó a tratar alguna vez?
Que yo sepa no. Se le trató de miles de cosas, pero lo que menos le apetecía a él era analizar su cerebro. Pocas veces quiso verse en el espejo y ver en realidad cómo era, como podía cambiar. Yo creo se prestaba muy poco a eso, prefería vivir en el escenario con su audiencia y manera de ser. Como dijo Daniel Arcucci una vez, quería marcar el gol de Inglaterra todos los días. Eso no te ayuda a estudiarte. En todo lo físico sí, se medicaba para mil cosas, pero por lo psicológico no acabó de entrar. Nos quedaremos con la duda, pero había suficientes pistas para pensar que sí, que lo era.
¿Cuál era su filosofía de vida?
Todos los futbolistas que llegan tan lejos todos tienen lo mismo. Debe ser un gen con el que se nace, lo de querer más y más y más. Eso fue su manera de vivir, él no entendía la vida de otras manera, siempre a full. Eso tiene sus inconvenientes: eres de personalidad adicta, descubres la cocaína y el alcohol... En ese momento, Maradona pensó que aquello era lo que había que hacer, porque la vida es corta, pero aquello le impidió tener el equilibrio emocional y tomar las decisiones justas para que, como me dijo una vez, su talento no hubiera sido utilizado un 30 % del tiempo.
Todo eso tiene consecuencias. Su talento natural (como nació) y esa mezcla de luchador que tenía (como se le educó) consiguió que tuviera dos años, entre el verano del 1985 y el 1987, llegó a un nivel que nunca se ha visto en la historia del futbol, a nivel de calidad. Es el mundial, el primer scudetto del Nápoles… En esa época se jugaba a jugadas, no había defensa colectiva, no había ataque colectivo, por tanto tener talento individual te servía mas que ahora, pero llegó a un nivel increíble, pero fueron solo dos años, esa manera de ser con la que vivió le hizo peor atleta de lo que podía haber sido
Hablaba ahora de ese peak
Suele ocurrir. Cuando llegas a la cumbre, te das cuenta de que más arriba no hay nada. Te quedas con la sensación de 'ah, era esto'. Algunos me cuentan que en el momento justo de la victoria hay un efecto físico: pegas un bajón, te da todo igual y pillas una pequeña depresión, se lo he oído a muchos campeones. Para lo siguiente tienes que recuperar fuerzas, volver a ilusionarte y pegas un bajón, pero yo creo que igual también tiene que ver con esa bipolaridad que puede ser que sea una condición médica que no se le haya tratado. Maradona tenía unos altos muy altos y unos bajos muy bajos.
Maradona era más que un futbolista. Era, como define Guillem Balagué, un portavoz de los que no tienen voz. El 10 argentino era un defensor de las causas perdidas, pero la particularidad y grandeza de su figura es que terminaba ganándolas casi todas. Nápoles fue la constatación de su espíritu contestatario intrínseco en su personalidad. "Maradona encontró allí otra lucha. Por un lado la futbolística, porque era un equipo que no ganaba nada; no había ganado nunca la liga y casi desciende la temporada anterior. También una lucha fuera, que ya le venía bien porque así reavivaba ese instinto que tenía de rebeldía y de querer liderar una causa. Lo olía muy bien". Nápoles, ciudad del sur históricamente discriminada por el norte de Italia, dejó de tener ese complejo de inferioridad que arrastraba. Maradona impuso mentalidad ganadora y enrabietó tanto a la ciudad como al club. El Napoli pasó a ser uno de los clubs grandes del país transalpino.
Balagué estaba en Milán cuando Diego murió. Consiguió ir a Nápoles para ver los ánimos. "Lo que vi fue chavales de veintipocos años cantando 'yo he visto a Maradona', aunque no, y reclamándole como uno de ellos, como líder de ese espacio que tan mal cuidado está por los italianos, que sigue siendo discriminado. No vi muchas lágrimas: vi muchos cánticos", resume.
Esa personalidad, siempre por y para los desplazados, los pobres, los discriminados, explica parte de su mito y la adulación innegociable por parte de sus compatriotas. Maradona es puro simbolismo. El paroxismo de ello es, sin duda, el partido de cuartos de final del Mundial de México 86' contra Argentina, cuando Diego se rio primero de los ingleses con 'la mano de dios' y luego obró el milagro con 'el gol del siglo'. Pero hay toda una realidad, una conjunción de astros históricos, que explican la trascendencia del personaje.
Un informe de los años 70 auguró que Argentina y Japón iban a ser los próximos países en vías de desarrollo que se convertirían en líderes mundiales. Pero la corrupción endémica del país y la inestabilidad política lo evitó. "A Argentina no le ocurrió. Cuando esas expectativas no se confirman, se buscan culpables. Los hay, porque la cultura de corrupción muy latina -que nosotros también sufrimos- impide crecer. Los políticos tampoco ayudaron. Ese vacío lo llenaron con los que sí conquistaron el mundo, y por ahí, Diego, habiendo hecho lo que hizo, confirma que Argentina es especial", sostiene Balagué.
"Es una manera de encontrar en Diego la referencia de lo que Argentina pudo ser y no fue", resume el experto.