Leo Messi ha apretado su particular botón rojo y ha enviado un burofax para comunicarle al F.C.Barcelona, el club en el que lleva más de 20 años, que quiere marcharse. Un burofax. Analizamos por qué el astro argentino ha elegido este medio de comunicación tan frío y solemne y no otro más informal, propio de todo el tiempo que lleva en el club, como un e-mail o una llamada telefónica.
Aunque hoy en día ya casi nadie envía fax para comunicarse entre sí o con empresas (algunas de telecomunicaciones aún lo piden para darse de baja de su servicio), lo cierto es que el burofax aún se sigue usando porque tiene una mayor seguridad jurídica que otro tipo de comunicaciones de cara a un eventual juicio.
Se envía a través del servicio exclusivo de Correos, y lo que garantiza es todo el proceso entre el emisor, el receptor y el propio mensaje en sí, de tal manera que queda acreditado por todas las partes y reconocido por ellas. Además, se envía certificado y con acuse de recibo.
Para enviar un burofax hay que ir presencialmente a una oficina de Correos, utilizar un certificado electrónico o estar registrado en la web del servicio postal. Al ser tan importante la verificación de todos los datos, no se puede jugar con la identidad. A la hora de recibirlo, es el propio cartero quien te lo entrega en mano o en la misma oficina de Correos.
Que Messi haya elegido enviar un burofax no es baladí. Muy posiblemente el contenido de ese burofax de Messi no incluía únicamente un simple "Me quiero ir", sino también una amalgama de cláusulas legales de su contrato para tratar de irse sin tener que abonar su rescisión al club.
Habitualmente, cuando un burofax está redactado y enviado por un abogado, tiene mucho más empaque legal de cara a un juicio y también de cara a persuadir a la otra parte que si se redacta por parte del propio perjudicado, y muy posiblemente en el caso de Messi hayan sido sus servicios jurídicos quienes se hayan puesto en contacto con el F.C.Barcelona.
Si un burofax puede dar comienzo a unas acciones legales o, al menos, servir como prueba ante un eventual juicio, el uso de esta herramienta se suele utilizar como último recurso para intentar solucionar el problema que concierne.
Algunos de sus usos más comunes son para reclamar una baja a una empresa prestadora de servicios, solicitar que eliminen nuestros datos de algún archivo, reclamar el pago de algún producto o servicio que nos deben, comunicaciones entre un inquilino un propietario, entre parejas divorciadas, entre un trabajador y su empresa o en procesos concursales.
La principal diferencia es que cualquiera puede enviar un fax si tiene una máquina para ello, mientras que el burofax tan solo se puede hacer a través del servicio de Correos. Además, tiene las implicaciones legales ya mencionadas y que el burofax es mucho más identificativo que el fax, que puede ser perfectamente anónimo.