Si hay algo que marcó el Mundial de Fórmula Uno de 2021, eso fue la batalla entre Lewis Hamilton y Max Verstappen por alzarse con el título de Campeón. Tras cuatro años consecutivos marcados por la dominancia de Hamilton y su escudería, Mercedes, Verstappen y Red Bull, su escudería, que acabaron la temporada pasada en una tercera posición, se plantaron en el Mundial de 2021 con ganas de darle guerra al campeón. Y lo consiguieron.
El Mundial de Fórmula 1 de 2021 pasará a la historia como uno de los más reñidos, disputados y polémicos de la última década. Empatados a puntos a falta de una única carrera, la gran batalla por el título se decidió en el Gran Premio de Abu Dhabi, con un safety car de por medio y a tan solo una vuelta del final. Tras una carrera dominada por Hamilton, Verstappen pudo borrar la distancia que le separaba del inglés gracias al safety car que salió a pista después de la colisión que sufrió Nicholas Latifi y que permitió que el holandés cambiase sus neumáticos.
El polémico coche amarillo, que salió a pista cuando tan solo quedaban cinco vueltas para el final, se retiró de la trazada en la última vuelta, lo que permitió que el holandés adelantase al inglés y se hiciese con su primer título de campeón. La decisión, tremendamente controvertida, fue duramente criticada por Mercedes, que no dudó en presentar una protesta oficial a la FIA por considerar injusto el procedimiento, y se saldó con un cambio en el reglamento para impedir que vuelva a darse una polémica semejante. Casi nada.
La rivalidad entre Verstappen y Hamilton durante el pasado Mundial no solo sirvió para romper una era histórica, sino también para avivar una competencia que en los últimos años había perdido parte de la emoción.
Con el nuevo Mundial en marcha, y vistos los aciertos y problemas que han tenido las escuderías a la hora de construir los monoplazas, parece que la carrera por el título volverá a estar llena de emoción, con nuevos nombres, como Charles LeClerc, actual líder de la clasificación, dispuestos a hacerse con el campeonato.
Pero antes de que Verstappen rompiese la era Hamilton, la Fórmula 1 ha presenciado otras grandes rivalidades que han mantenido a los espectadores muy pegados a la pequeña pantalla. Estas son algunas de las más destacadas.
El heptacampeón Michael Schumacher y el bicampeón Mika Hakkinen protagonizaron una de las rivalidades más sanas y adictivas de la Fórmula 1 de finales de los 90.
Su rivalidad comenzó en 1998, año en el que Hakkinen logró imponerse al Kaiser y lograr su primer título mundial. En 1999, el finlandés logró de nuevo la victoria, en parte gracias al abandono de Shumacher, que tuvo que dejar la competición tras haberse roto una pierna en el Gran Premio de Inglaterra. Pero en el año 2000 las cosas cambiaron.
Lo que parecía a falta de cuatro carreras parecía una nueva victoria del finlandés acabó convirtiéndose en una época remontada del Kaiser, que tras encadenar varios abandonos logró ganar los cuatro premios restantes para conseguir su tercer título mundial, un título con el que, por cierto, abriría la gloriosa era con Ferrari en la que consiguió encadenar cinco títulos mundiales y convertirse en uno de los pilotos más laureados y recordados de la historia del Gran Circo.
Hakkinen, por su parte, continuaría compitiendo, aunque con peores resultados que su respetado rival. Tras acabar segundo en el Mundial del año 2000, el finlandés acabaría quinto al año siguiente y abandonaría la competición, cediendo su puesto a su compatriota Kimi Raikkonen. Aun así, siempre será recordado por ser uno de los pocos rivales capaz de hacer temer al Kaiser.
Probablemente una de las rivalidades más famosas de la historia de la Fórmula 1. De hecho, es tan conocida que incluso se llevó a la gran pantalla con Rush, una película de 2013 dirigida por Ron Howard y protagonizada por Chris Hemsworth y Daniel Brühl.
El legendario duelo entre ambos pilotos tuvo lugar en la temporada de 1976 y estuvo marcado por el impactante accidente que sufrió Lauda en el circuito de Nürburgring, en el que estuvo a punto de morir abrasado.
Tras la colisión, todo parecía indicar que Hunt, que hasta ese momento había permanecido detrás del austríaco en la clasificación, podría llevarse el campeonato de manera bastante sencilla, pero Lauda volvió a la competición tan solo seis semanas después del accidente.
Con su Ferrari, el austríaco logró recuperarse de las semanas perdidas y volver a ponerse líder de la clasificación, pero un último giro en el Gran Premio de Japón, el último del Mundial, acabaría dándole a Hunt su primer título Mundial. Líder de la clasificación, tras considerar que las condiciones climáticas no eran seguras, Lauda abandonó la carrera, y Hunt, que terminó tercero, acabó superándole en la clasificación.
Otra de las grandes rivalidades de la historia de la Fórmula 1 es la que protagonizaron Ayrton Senna y Alain Prost entre 1988 y 1993 y que les llevó a luchar una y otra vez por el título incluso cuando compartían escudería.
En 1988, y pese a que ambos eran compañeros de escudería en McLaren, los dos pilotos chocaron varias veces en pista. Un año después, su rivalidad se intensificó, alcanzando su punto máximo en el Gran Premio de Japón, cuando los dos colisionaron.
El choque dejó fuera de la carrera a Prost. Senna, por su parte, pudo ganar la carrera, aunque posteriormente fue descalificado por acortar en la chicane. La decisión, polémica, le dejó sin opciones de ganar el Mundial, que fue a parar a su compañero de equipo.
Para el año siguiente, Senna logró hacerse con el título después de chocar premeditadamente con Prost, que por entonces ya corría en Ferrari, durante el Gran Premio de Japón. Una decisión que, evidentemente, no le gustó nada al francés. En los años siguientes, los dos siguieron luchando en la pista, hasta que en 1993, y habiendo ganado un nuevo título, el francés decidió retirarse. Tras su retiro, la rivalidad entre ambos se disipó y ambos reconocieron cuánto les había motivado luchar el uno contra el otro en los campeonatos.
A pesar de haber sido compañeros de escudería durante cinco temporadas en Red Bull, ambos pilotos mantuvieron una interesante rivalidad que comenzó en 2010, cuando Webber se encontraba a once puntos de Fernando Alonso para conseguir el Campeonato.
Con esa desventaja, el piloto pensó que el equipo debía apostar claramente por él para conseguir el título, pero la realidad es que Vettel no se apartó en ningún momento y, de hecho, al final fue el alemán quien terminó haciéndose con la victoria tras superar por cuatro puntos al español y por catorce a su compañero de equipo.
Tras este giro de guión, la relación entre Webber y la escudería quedó resentida. La gota que colmaría el vaso llegó en 2013, durante el Gran Premio de Malasia, cuando Vettel ignoró la orden de equipo que le obligaba a mantener la posición y adelantó a Webber, que entonces iba primero. Descontento, al final de la temporada el inglés decidió retirarse de la Fórmula 1.
Probablemente la rivalidad que más se vivió en España fue la que protagonizaron Lewis Hamilton y Fernando Alonso durante 2007, año en el que fueron compañeros de equipo en McLaren.
Alonso llegaba a la escudería tras haberse proclamado campeón dos años seguidos con Renault. Hamilton, en cambio, era un novato, el chico nuevo de la Fórmula 1. Bajo esta premisa, el español pensó que sería el líder indiscutible del equipo, pero la realidad fue muy distinta. Y es que Hamilton decidió seguir el ritmo a su compañero en todo momento, hasta el punto de conseguir varias victorias que le llevaron a liderar la clasificación.
La tensión entre ambos fue escalando durante el paso del Campeonato, hasta alcanzar su punto álgido en la clasificación del Gran Premio de Hungría, cuando Hamilton se saltó un pacto interno del equipo que preferenciaba Alonso y el español bloqueó la entrada en boxes a su compañero para evitar que pudiera hacer una vuelta extra que le permitiese conseguir la pole.
Al final, el campeonato se lo acabó llevando un tercero, Kimi Raikkonen, durante un último Gran Premio de Brasil de infarto al que llegó tercero en la clasificación. Alonso, por su parte, acabó tercero, empatado, eso sí, a puntos con Hamilton, que terminó segundo. Para la temporada siguiente, Alonso abandonó McLaren y regresó a Renault.