Ha llegado ese punto de no saber qué hacer durante el fin de semana, pero has recordado aquellos años en los que salías con tus amigos a escalar y la nostalgia se ha apoderado de ti por completo. No era un deporte fácil, pero desde luego que te daba vida, adrenalina y despertaba en ti ese espíritu aventurero que siempre has llevado dentro. ¿Por qué no volver a engancharte, nunca mejor dicho, a las rocas? Nunca es mal momento si se hace de forma adecuada, por eso mismo te mostramos algunos consejos si quieres reiniciarte en esta práctica y llevarte contigo a tus hijos o nietos. ¿Preparado para revivir la aventura?
Si te ves desentrenado y tus compañeros no tienen experiencia lo mejor es que se preparen bien para ello. Por tanto, hay que ir cogiendo experiencia de forma progresiva, por lo que aquí entran los diferentes tipos de escalada. Es cierto que hay muchos más que estos que comentamos, pero son los principales, sobre todo para iniciarse. Cualquier día de salida al bosque o al campo puedes encontrarte con rocas pequeñas, este tipo de escalada se llama boulder, para la que no es necesario cuerdas y, por su poca altura permiten saltar al suelo en cualquier momento, una buena forma de iniciarse. Luego están los rocódromos, donde verdaderamente se puede empezar a aprender a escalar adecuadamente bajo la mirada de instructores que te darán toda la información y consejos para ir mejorando la técnica.
Y con todo medianamente dominado no queda otra, es momento de salir a la montaña en familia y poner en práctica todo eso que han aprendido. Eso sí, la escalada irá de menos a más, subiendo primero paredes sencillas para poco a poco ir subiendo la dificultad.
Escalar no es nada fácil, por eso mismo si deciden comenzar con esta nueva andadura lo ideal es hacerse con el equipamiento preciso, en especial cuando ya salen a la montaña a disfrutar de la naturaleza desde un punto de vista totalmente nuevo. Para ello el casco es imprescindible para vuestra protección. ¿Qué más necesitas para salir a escalar con la familia? Pues si la altura va a ser considerable hay que llevar un arnés, cuerdas de escalada, cintas, aseguradores y mosquetones para escalar de forma segura. En cuanto al calzado, los pies de gato es el ideal porque permite una gran adherencia a la roca. Y no te olvides del magnesio en polvo, que te permitirá un mejor agarre a las rocas para evitar cualquier resbalón peligroso.
Poder ir avanzando poco a poco hasta llegar a escalar al aire libre no es fácil, y en todo ese proceso la forma física tiene mucho que decir, ya que es un deporte muy exigente, por lo que el entrenamiento es algo imprescindible para poder desempeñar por completo la escalada. Teniendo en cuenta que contigo pueden venir los más pequeños, tampoco serán escaladas muy duras, pero esa fuerza y la técnica aprendida previamente con los instructores es necesaria para ponerla en práctica, ya que muchas veces hay que estar algún tiempo en una misma posición hasta que se sigue avanzando.
El ir poco a poco es necesario porque el paso por el rocódromo con el instructor permitirá adquirir técnicas y posiciones adecuadas para desempañar una buena escalada cuando toque salir a la naturaleza. Así, la fuerza y la posición corporal según en qué momento de la escala te encuentres será clave, ya que hay que pensar cada movimiento, asegurar el soporte y realizar bien el impulso para evitar cualquier resbalón.
Cuando se empieza a aumentar la altura nuestra cabeza tiene mucho que decir, ya que la adrenalina recorre nuestro cuerpo porque no deja de ser un deporte con cierto grado de peligro aún con todas las medidas de seguridad establecidas. Mantener la calma y la cabeza fría es primordial para tomar las decisiones correctas si, por ejemplo, el tiempo cambia y no es el que tenías previsto encontrarte en mitad de la escalada. La respiración juega un papel clave para mantener siempre la tranquilidad y una mentalidad positiva en ti y en tus acompañantes si, por ejemplo, alguno de repente descubre que tiene vértigo.