Como diría Amaral “no quedan días de verano”. El otoño ha llegado y con él esos primeros días de fresco en los que salir a la calle sin una chaquetilla es imposible. Pero los amantes del esquí son los que más de enhorabuena están, pues las primeras nevadas han llegado a las montañas, por lo que la temporada de esquí puede comenzar antes de lo esperado si esta nieve cuaja bien. Junto a los repetidores, cada año llegan nuevos interesados a las pistas para aprender a deslizarse por la montaña, aunque tienen mucho que investigar sobre este deporte de invierno, por ejemplo sobre los bastones, más importantes de lo que en un principio puede parecer y que son clave para llegar a meta sano y salvo.
Los bastones son imprescindibles, pues su presencia te ayudará a esquiar de una forma que lo disfrutarás al máximo. Primero porque te dan estabilidad mientras esquías y te permite marcar el ritmo en la bajada, y segundo porque mientras más experiencia coges, más giros y curvas se encuentran en tu camino, y ahí son tus mejores aliados. Por no hablar de las caídas. Levantarte en la nieve cuesta más de lo que parece, y los palos de esquí te servirán de apoyo para volver a ponerte en pie.
Ahora bien, hay que saber elegir los adecuados, para lo que es necesario conocer las partes de un bastón. Por un lado está la empuñadura, que es importante que sea cómoda para el usuario, que puede decidir si la prefiere blanda o rígida. Por otra parte está la dragonera, esa correa que se ajusta en la muñeca y que es más necesaria de lo que puede parecer.
Por su parte está el tubo, que puede tener varios materiales que te convienen más o menos dependiendo del peso que quieras. Los hay de aluminio, de fibra de carbono y otros materiales que los hacen más o menos rígidos. Luego está la roseta, que es lo que evita que el palo termine hundido, y que termina en la punta, que está fabricada para clavarse tanto en la nieve como en el hielo.
Ya conoces como es la distribución de un palo de esquí, pero existen diferentes según es tipo de esquí que se vaya a realizar. Por ejemplo, para el esquí de fondo los bastones que se utilizan son más largos y ligeros para permitir el avance. Los que se utilizan fuera de pista son muy distintos, ya que se necesita que sean livianos a la vez que muy resistentes por las condiciones de esta modalidad, en la que algunos los eligen plegables por la comodidad que otorgan en cuanto a movilidad. Luego está el esquí alpino, en donde el bastón suele ser mucho más grueso, aunque debe permitir una bajada veloz del esquiador.
Pero más allá del tipo es esquí que se va a practicar hay que tener en cuenta otros factores, como la talla, imprescindible para una buena ejecución sobre la nieve. Para ello hay que tener en cuenta nuestra altura con las botas puestas, pues a la hora de coger la empuñadura sabremos si es el adecuado cuando nuestros brazos queden en una posición de 90 grados. Entonces estaremos listos para salir a la pista y recorrerla con los esquís.
Son muchos los factores que entran en juego para descubrir cuál es tu bastón de esquí ideal. Desde los materiales con los que están hechos hasta la modalidad de esquí que vas a practicar durante estos días en la montaña. Pero una vez todo esto está decidido, la talla es clave para poder deslizarte cómodamente y sin ningún problema por la nieve. Con la decisión tomada solo te queda subirte a las palas, coger los bastones y disfrutar como nunca del esquí.