Dejar de lado su vida sedentaria y monótona. Es lo que buscaba Greta Pontarelli, una californiana de 68 años que hace nueve, a los 59, comenzó a practicar pole dance. El médico le recomendó empezar a practicar algún deporte para combatir así la osteoporosis hereditaria que había aquejado a su familia generación tras generación. Y ella se animó a ir a una clase de baile en barra después de ver unos vídeos en internet.
Pese a que el primer acercamiento fue duro – y a ser la mayor de la clase-, su constancia le llevó a ir mejorando poco a poco. Su cuerpo empezó a ganar definición y la barra se convirtió en una verdadera aliada en su nueva vida. Una rutina diaria de dos horas de entrenamiento y una constancia férrea le han llevado a ganar seis veces, en los últimos nueve años, el Campeonato Mundial de Pole Dance.
“Nunca me he sentido tan conectada a una historia como en mi última coreografía. Los movimientos me salían sin esfuerzo (…). Dejé el escenario lleno de alegría y gratitud por seguir actuando a mi edad”, explica Pontarelli Instagram.
Madre de dos hijos, Greta fue gimnasta en su juventud, aunque durante 40 años no ha realizado ningún ejercicio físico. Ahora, 28 años después asegura estar feliz de volver a haber recuperado sus abdominales, de haber empoderado su vida, y asegura que lo mejor de esta experiencia es poder convencer a la gente de que nunca se es tarde para soñar y ser feliz.
Y precisamente en esto ha encontrado un negocio. Greta apunta en sus redes que el escenario se ha convertido en una forma de poder inspirar a otros para no dejar ni que la edad ni ninguna otra cosa les impida cumplir sus sueños. Y esto le ha convertido en coach motivacional. Enseña a sus pacientes un estilo de vida saludable y en el que el deporte sea el eje para perseguir sus sueños.