Tras una larga lucha contra un cáncer de próstata, diagnosticado en 2017, el que fue seleccionador nacional de baloncesto y actual consejero de Educación y Deporte de la Junta de Andalucía, Javier Imbroda, ha fallecido a los 61 años. Su nombre ha estado íntimamente ligado a los banquillos españoles. Ganador de la medalla de bronce en el Eurobasket 2001. Tan solo estuvo dos años a los mandos del equipo de basket nacional, pero se encargó de escribir su nombre en la historia de la Selección. Te lo contamos.
Comenzó su carrera en los Maristas de Málaga en 1984 y estuvo al frente del equipo ocho años, y siguió en el tras la fusión con el Caja de Ronda. Un total de 14 años al mando del banquillo malagueño tras los que se convirtió en técnico del Caja San Fernando, Real Madrid, Grupo Capitol Valladolid y Vive Menorca.
A nivel nacional, fue entrenador asistente de la selección de Lituania, consiguiendo la medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992. Después en el 95 fue ayudante de Lolo Sáinz en la Selección española y formó parte de la medalla de plata conseguida en el Eurobasket de 1999. Su punto álgido llegó en 2011 cuando saltó a ser entrenador jefe.
Solo dos años al frente del equipo le bastaron para escribir su nombre en la historia. Se hizo con la medalla de bronce en el Eurobasket de 2001 y, sobre todo, consiguió vencer, por primera y única vez, a Estados Unidos en su propia casa y alzándose con un quinto puesto en el Mundial de Indianápolis 2002. Algo que ningún otro seleccionador ha conseguido jamás.
Fue 2017 el año en el que cambió la vida del seleccionador de forma radical. Le diagnosticaron un cáncer de próstata y tuvo que adaptarse a una nueva realidad. Creó la Fundación Javier Imbroda, dirigida a niños con problemas de inclusión y con el deporte como herramienta de integración.
En los últimos años de su vida, se pasó a la política y hasta su fallecimiento ha estado al frente de la consejería de Educación y Deporte de la Junta de Andalucía con el Gobierno autonómico del PP. Una forma de mantenerse ligado al mundo del deporte, durante la lucha contra una enfermedad que reapareció hace unos meses, tras haberle ganado la batalla años atrás.