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Ha muerto el inmortal. Diego Armando Maradona ha fallecido a los 60 años de un fallo cardiorrespiratorio en Tigre, al norte de Buenos Aires (Argentina). La noticia que ha ensombrecido al fútbol este 25 de noviembre la han confirmado fuentes de su familia a medios como El País. La muerte le ha llegado semanas después de cumplir la sexta década y de haberse sometido a la que sería su última intervención a causa de un edema cerebral.
Una salud castigada que convivió entre sus años de gloria jugando en primera división y con la selección argentina y un ocaso de décadas marcado por sus excesos, su adicción a la cocaína, la enfermedad (un corazón debilitado y funcionando al 30% de su capacidad, obesidad o múltiples operaciones de rodilla...) y la violencia. Una vida pisando el acelerador que ha tocado fin.
Como resumía Miguel Ángel Bargueño en Uppers, su vida fue "Una suerte de ciclogénesis explosiva" que "no podría salir ni de los guionistas más retorcidos de Netflix. ¡Superación! ¡Peleas! ¡Drogas! ¡Alcohol! ¡Acusaciones de violencia de género! ¡Extremismo político! ¡Delitos fiscales! Habría sido un cuento de hadas si se hubiera reducido a la biografía de un chico nacido en una chabola de Villa Fiorito, un poblado a las afueras de Buenos Aires, que se establece en Europa con 21 años y acaba convirtiéndose en ídolo mundial por su buen hacer profesional. Pero fue problemático desde el principio".
De origen humilde, Maradona se valió del fútbol para sacar a toda su familia a flote desde entonces. Su historia de joven prodigio del balón se empezó a torcer cuando afloraron la violencia y cuando parece que empezó su relación tóxica con la cocaína, cuando llegó al FC Barcelona en 1982 después de haber despuntado ya en Argentina.
Ahora su país, con la noticia invadiendo ya todos los timeline del mundo, Argentina, lo despide recordando la otra parte del relato: la del brillo. El astro puso a la selección argentina y al Nápoles sobre el mapa y con su 10 a la espalda los llevó a lo más alto. Con sus compatriotas ganó el Mundial del 86, una competición que siempre se recordará por el partido de cuartos de final ante Inglaterra. Maradona se convirtió en leyenda viva del fútbol al firmar un doblete histórico en cuatro minutos: 'La mano de Dios' y 'el gol del siglo'. Con el equipo italiano, al que llegó como fichaje estrella y así se consagró, ganó la UEFA en 1989 y dos scudettos.
Se casó una vez pero no escatimó en nada. En plena ola de éxito deportivo (1989), tuvo lugar su boda con Claudia Villafañe, que sería la madre de sus hijas Dalma y Gianinna. Una celebración que costó dos millones de dólares y a la que acudió Fidel Castro como invitado. Sin pasar por el altar, su relación con Rocío Oliva estuvo marcada por los titulares relacionados con su actitud violenta. En 2017 fue investigado por la Unidad de Violencia de Género de la policía española tras un incidente en un hotel de Madrid: se escucharon gritos y Rocío Oliva llamó a recepción asegurando que había sangre en la habitación. Finalmente no se interpuso denuncia y el caso se archivó. Claudia Villafañe también lo denunció por haberla sometido a violencia psicóloga durante su relación de pareja.
Desde redes sociales, políticos argentinos, compañeros sobre el campo y la opinión pública se despiden del mito en lo que se prevé serán horas infinitas de adiós y anécdotas.