Rafa Nadal seguía ayer haciendo historia. Llegaba a una esperada final del Open de Australia frente al ruso Daniil Medvedev que se alargó más de la cuenta en un partido que fue una auténtica lucha de titanes. Tras casi cinco horas y media de juego, el español lograba la remontada y se hacía con su segundo título en Melbourne sumando su 21 Grand Slam, ya por delante de Roger Federer y Novak Djokovic y acechando al top tres que copan las mujeres: Margaret Court (24), Serena Williams (23) y Steffi Graf (22). El duelo no fue fácil, solo hay que ver la duración del partido, por eso mismo tras ganar y levantar su trofeo Nadal se fue al gimnasio para subirse a la bicicleta estática y pedalear suavemente para recuperarse después de un esfuerzo, algo clave para cualquiera, en especial según se cumplen años y más aún después de los 50.
Tras la parte institucional y de celebración por ganar el Open de Australia, levantar su trofeo y vivir toda esa euforia que significa el triunfo, Rafa Nadal debía estar completamente agotado. Y no lo dudamos. Pero eso no es excusa para, tras acabar, subirse a la bicicleta estática, algo que puede parecer ilógico después del trote de cinco horas y media de partido. No obstante, es algo frecuente entre tenistas, además de necesario para su salud y el buen estado de sus músculos tras tanto esfuerzo.
Todo se debe al lactato, o lo que es lo mismo, la acumulación de ácido láctico en los músculos. Aún exhausto por el partido, Nadal se subía entre 20 y 30 minutos a la bicicleta para relajar sus músculos. Esto lo que ayuda es a que la sangre circule y la recuperación sea más rápida, así que con ese rato de pedaleo el tenista español consigue eliminar los residuos que ha liberado su musculatura durante un esfuerzo de gran intensidad.
Lo que hace el lactato es metabolizarse en los músculos cuando el oxígeno ya no da para más, una especie de combustible cuando el cuerpo se enfrenta a esfuerzos muy intensos o extremos como puede ser la final de un Open de Australia que se alarga cinco horas y media. De esta manera, los músculos suplantan el oxígeno que les falta con el lactato, pero cuando se está mucho tiempo a ese nivel tan intenso el ácido láctico se acumula en los músculos y puede causar sensación de ardor y dolor en ellos, además de fatiga muscular.
Para eliminar el ácido láctico es necesario estirar bien todos los músculos para aliviar los dolores o los posibles calambres que se puedan sentir o hacer ejercicios suaves. Y ahí es donde entra, por ejemplo, la bicicleta estática a la que se subió Nadal tras acabar el partido y que también le ayuda a controlar y relajar la respiración e ir recuperando poco a poco el oxígeno perdido durante el enfrentamiento contra Medvedev. Con ello se recupera la circulación y la rápida respuesta hace que el lactato tarde más en metabolizar al irlo eliminando progresivamente.
Rafa Nadal lleva, desde 2005 padeciendo una enfermedad rara degenerativa, el síndrome de Müller-Weiss. Esta patología es una displasia del escafoides tarsiano, una deformidad en uno de los huesos que se encuentran en la parte media del pie y que juega un papel fundamental en la movilidad de la pierna. No es un síndrome fácil de diagnosticar, ya que se origina durante la infancia, pero no es hasta la edad adulta cuando comienza a manifestar sus síntomas (dolores crónicos en la parte superior del pie o artritis en las rodillas).
El síndrome Müller-Weiss no tiene solución quirúrgica. En el caso de Nadal este se ayuda de plantillas especiales y unas zapatillas adaptadas que le han permitido seguir compitiendo y ganando títulos 17 años después de su diagnóstico sin grandes dificultades. Esta enfermedad suele afectar a deportistas de élite que entrenan a gran nivel desde edades tempranas. En 2020 Nadal contaba en 'Mi casa es la tuya' que tras ganar el Mutua Madrid Open de 2005 se levantó cojo, "tenía una pequeña enfermedad del escafoides, que al ser más fino se partió por la mitad. Tengo aquel bulto que es aquella zona separada", decía.
Triunfar en el Open de Australia no solo te eleva aún más en el Olimpo deportivo, también hay un premio económico. Entre los participantes el torneo reparte 67'2 millones de euros, siendo Nadal el más beneficiado tras ganar en la final, ingresando un total de 2.758.640 euros, mientras que el segundo. Medvedev, se embolsa 1.379.320 euros, según los datos señalados por El Economista. En la parte femenina las cifras son iguales para la ganadora y, en cuento a nuestra española, Paula Badosa, esta se lleva por llegar a los octavos de final 294.225 euros.