En ocasiones, puede que a primera hora de la mañana sea el único momento del día que tienes libre para entrenar. Te levantas, te calzas las zapatillas y sales a correr una media hora o vas directo al gimnasio. “Ya desayunaré luego”, te dices. Como tú, miles de personas hacen ejercicio en ayunas. Algunos porque no les da tiempo a desayunar si después quieren llegar a tiempo a su trabajo, y otros porque creen que así queman más grasa. Luego están los que piensan que antes de hacer cualquier entrenamiento hay que desayunar sí o sí. Entonces… ¿en qué quedamos? ¿Es recomendable hacer deporte en ayunas? Pues depende, por eso hoy te explicamos cómo funciona tu cuerpo si decides salir a entrenar antes del desayuno.
Sí, eso que has oído de que al entrenar en ayunas quemas más grasa es cierto. Al hacer ejercicio sin haber desayunado, tus músculos se alimentan de la energía acumulada de tu cuerpo en forma de azúcar y grasa para que sea tu combustible durante el entrenamiento. Tus reservas de glucógeno (el azúcar), van a ser las primeras en agotarse, por lo que tu organismo recurrirá a la grasa.
De esta manera, cuando se realiza un ejercicio de forma moderada ocurre lo expuesto, tus reservas que estaban al máximo gracias a lo que habías consumido el día anterior se convierten en tu motor. Por eso, al tirar de lo acumulado, tu organismo quema grasa que ya tenías al utilizarla como su fuente de energía durante el entrenamiento. Pero como te comentábamos, esto solo ocurrirá si se hace un ejercicio moderado, si vas a intentar ir al máximo, a recortar unos segundos de tu carrera o a levantar unos kilos más, no es una buena idea, porque será difícil llegar a la totalidad de tus fuerzas.
Si lo que quieres es mantenerte, ganar fondo y quemar grasa, el ejercicio en ayunas puede estar bien, pero si lo que quieres es seguir mejorando tus marcas o ganar músculo, no te será de gran ayuda.
Entrenar con el estómago vacío sí, nos puede ayudar a quemar grasa, pero también puede ocurrir que tenga alguna que otra consecuencia negativa, sobre todo si eres una persona que no está acostumbrada a hacer ejercicio, por eso se recomienda a personas que ya tienen cierta resistencia en entrenamientos prolongados.
Dado que tu cuerpo se está alimentando de tus reservas de glucógeno y grasa, cuando estas comiencen a disminuir hasta mínimos es muy probable que empieces a sentir fatiga o una pérdida repentina de la energía, pues a tu cuerpo se le está terminando el combustible. Por eso, es recomendable llevarse algo de comida, como una fruta, o una bebida isotónica al entrenamiento. De esta forma, podrás volver a aumentar tus reservas tras el esfuerzo.
Así que ya sabes, puedes entrenar en ayunas si vas a hacer ejercicios moderados que te ayuden a consumir la grasa de tu cuerpo y por tanto, a perderla. Pero si tus objetivos son otros, orientados a la mejora, va a ser mejor que desayunes si quieres dar lo máximo de ti en un entrenamiento de alta intensidad en el que superes tus marcas, quemes calorías y ganes masa muscular. Todo dependerá de la prioridades que tengas sobre tu entrenamiento.