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Mucho más que un evento deportivo, la Super Bowl es uno de los acontecimientos más esperados del año, especialmente en Estados Unidos, pero también en el resto del mundo. La edición de 2022 tiene lugar este domingo 13 de febrero en el SoFi Stadium, en Inglewood (California), pero más allá del interés que suscita entre amantes y curiosos del fútbol americano está la expectación que despierta el show del descanso, uno de los grandes momentos del año para la industria musical, siempre copado por sus estrellas más rutilantes. La Super Bowl es, por tanto, un evento que mueve mucho dinero y genera grandes ingresos, pero quizás sus protagonistas no ganan tanto como podríamos imaginar.
Los jugadores de la National Football League (NFL) cobran un salario medio de 2,7 millones de dólares al año, pero solo los de un equipo se llevan la gloria del trofeo Lombardi, el título de campeón. En 2022 ese honor se lo disputan los Rams de Los Ángeles y los Bengals de Cincinnati. Los jugadores del conjunto vencedor se llevarán alrededor de 130.000 dólares (108.500 euros) cada uno, mientras que los del equipo perdedor tampoco se irán con las manos vacías y se consolarán con unos 65.000 dólares (54.250 euros) por jugador.
Estas cifras pueden no parecer mucho, teniendo en cuenta los salarios de la competición y las cifras que genera el evento, pero comparativamente es bastante más de lo que ganaban los campeones de la Super Bowl a finales de los años 70, por ejemplo. Ajustando la inflación, un campeón de la NFL en 1978 ganaría 72.000 dólares actuales (60.100 euros).
Más sorprendente es lo que ingresan las superestrellas musicales por intervenir en el entretiempo. Teniendo en cuenta el calibre de los nombres que han participado históricamente en el evento (Michael Jackson, U2, Enrique Iglesias, The Rolling Stones, Britney Spears, Shakira, Jennifer López o The Weeknd el año pasado), podríamos pensar que ganan millones de dólares por su actuación, pero la realidad es que no se les paga por ello, más allá de sus gastos de viaje. La publicidad que reciben ya es recompensa suficiente.
Este año la Super Bowl contará con un 'dream team' de los géneros urbanos formado por Dr. Dre, Snoop Dogg, Mary J. Blige, Eminem y Kendrick Lamar. Para ellos actuar en el mayor escenario televisado del mundo, ante una audiencia de casi 100 millones de espectadores, supone una incomparable ventana de visibilidad que conlleva, sin excepción, un aumento de las ventas de sus discos. La actuación de Justin Timberlake en 2018 le supuso un aumento de ventas de un 534% ese mismo día. Y Lady Gaga vio su catálogo digital dispararse un 1000% tras su actuación de 2017.
Los costes relacionados con la producción del espectáculo sí los cubre la NFL. Y pueden ser altísimos, dependiendo del del artista y del show que quiera realizar, incluso si únicamente se trata de una presentación de menos de quince minutos. La actuación de Jennifer Lopez y Shakira en 2020 costó unos 13 millones de dólares, incluyendo los sueldos de hasta 3.000 empleados que participan en la producción, así como los elementos técnicos de la actuación, como un escenario plegable de 38 partes, o el enorme equipo de audio que se transporta en 18 carros. Los costes se disparan aún más si Katy Perry va a aparecer montada en un león de oro gigante o si Lady Gaga se atreve a saltar en paracaídas.
El caché de los artistas contrasta con el coste de la publicidad que se emite durante la Super Bowl. El año pasado las empresas pagaron 5,5 millones de dólares (4,81 millones de euros) por un anuncio publicitario de 30 segundos. Y para esta edición el coste medio sube a 6,2 millones (5,42 millones de euros), aunque por los mejores espacios de la transmisión se puede llegar a paga 7 millones. Teniendo en cuenta que la mayoría de los anuncios duran aproximadamente un minuto, los costos mencionados se duplican.
Según fuentes del sector, una 'celebrity' puede cobrar entre 500.000 dólares y 2 millones de dólares por trabajar en un anuncio, dependiendo de la marca y del comercial. Durante las cuatro horas que dura el evento, 50 minutos están destinados a la publicidad, y se pueden llegar a emitir en torno a 80 o 90 spots. Cifras de auténtico vértigo.