Entre el 70 y el 90% de las mujeres menopáusicas sufren pérdidas de orina. El cese de la actividad de los ovarios produce una bajada drástica de los niveles de estrógenos y progesterona que altera los tejidos y hacen que pierdan fuerza, tono y elasticidad. Una de las zonas más afectadas es el suelo pélvico que, además, suele llegar dañado del embarazo y posparto. Aunque eliminar estas pequeñas pérdidas al 100% es complicado, sí que existen una serie de ejercicios que pueden ayudarnos a conseguirlo. Cristina Romojaro Pérez, responsable de la Unidad de Fisioterapia de Suelo Pélvico en Clínica DKF, asegura que las bolas chinas pueden ser nuestras mejores aliadas y resuelve todas las preguntas que las rodean, desmontando su mala fama de ser solo un juguete sexual.
Falso. El origen se remonta al antiguo Japón en el año 500 d.C. y se usaban para satisfacer las necesidades sexuales de los emperadores de la época. Las concubinas las llevaban para estar siempre lubricadas para el acto sexual sin necesidad de que el emperador tuviera que entretenerse en los preámbulos sexuales y que estuvieran preparadas para el coito en el momento en que el emperador lo solicitase.
Verdadero. La variabilidad y la disponibilidad de distintos dispositivos hace más fácil la adaptación y personalización para cada caso.
Verdadero. Al tener diferente peso, cuando empiezan a vibrar producen una activación involuntaria de la musculatura del suelo pélvico. Por eso es necesario que una vez colocadas nos movamos para generar ese estímulo y conseguir su función que es vascularizar, normalizar el tono y lubricar.
Falso. No debemos estandarizar su uso para cualquier disfunción del suelo pélvico. Es necesaria la valoración previa por parte de un fisioterapeuta especialista en suelo pélvico para un uso correcto.
Verdadero. No debemos olvidar que este protocolo debe ir guiado y adaptado por un profesional sanitario, de lo contrario, podemos empeorar o generar nuevas disfunciones perineales.
Falso. Aunque su popularidad llegó con relación a la mejora del placer sexual su función principal es la mejora de la calidad del tejido, tanto vulvar como vaginal, tan necesaria en etapas de la vida como es la menopausia.