Los músculos y tejidos conjuntivos que soportan la parte inferior de la pelvis forman el suelo pélvico o el periné. Cierran la cavidad abdominal y que estén en plena forma en hombres y en mujeres es indispensable, aunque esa fortaleza no se perciba a simple vista al igual que sucede con otros grupos musculares como los del abdomen o los brazos. En esta ocasión, desde Uppers vamos a repasar para qué sirve el suelo pélvico de los hombres, que es la forma más directa de comprender por qué los hombres también deberían trabajar su suelo pélvico.
La función del suelo pélvico en ellos es sostener los órganos pélvicos, que se agrupan como en tres compartimentos entre el pubis y el coxis y alrededor del ano. Uno de ellos es el anterior con la vejiga y la uretra. El segundo es el medio y sostiene la próstata y las vesículas seminales y el tercero o posterior recoge el recto, el conducto anal y el aparato esfinteriano.
Además, su complejidad está en que se perfilan en dos planos. Un plano superficial, para posibilitar la función sexual y en parte sostener los órganos pélvicos. Y otro plano más profundo, porque también sujetan los órganos pélvicos, además de mejorar la calidad de las relaciones sexuales y controlar los esfínteres. Uno de sus principales músculos es el elevador del ano, que además cubre la mayor parte de la pelvis.
De este modo, el correcto funcionamiento de los órganos pélvicos dependerá del estado de los músculos del suelo pélvico, lo que afecta a mujeres y a hombres de la misma forma. Dicho suelo pélvico es dinámico, para adaptarse al movimiento. A su vez se encuentra en tensión gracias a la cual se mantienen los órganos dentro de la pelvis. Un ejemplo de que estos músculos están debilitados o no son capaces de sostener los órganos del interior de la pelvis es cuando tras una tos fuerte o un estornudo el esfínter no es capaz de retener la orina y la expulsa.
Así, el suelo pélvico tiene varias funciones en los hombres:
Un caso muy común es que tras una intervención quirúrgica prostática o los tratamientos de radioterapia que en ocasiones acompañan a un cáncer de próstata se desarrolle una incontinencia o una disfunción eréctil. Se debe a que el grupo muscular también se ve afectado y es normal que sea necesario realizar rehabilitación del suelo pélvico para volverlo a fortalecer.
Sin embargo, en hombres sedentarios, que permanecen mucho tiempo sentados debido a su profesión o que no hacen ejercicio, el suelo pélvico igualmente se resiente. Desarrollan incontinencia urinaria; dolor pélvico crónico; dolor de testículos, de pene o de ingle; alteraciones en la función sexual; sensación de ocupación del recto…
Los fisioterapeutas apuntan que, tras descartar posibles enfermedades con el especialista oportuno, siempre es aconsejable mantener el suelo pélvico firme con un programa de ejercicios que tienen la función de rehabilitar y fortalecer la zona. Este fortalecimiento del área pélvica va a disminuir y hasta eliminar la incontinencia urinaria y fecal, los dolores en la zona, la disfunción eréctil, el prolapso rectal o como hemos avanzado los problemas que acompañan a una cirugía de próstata.
Este grupo muscular no está a la vista de modo que para ejercitarlo debemos tomar conciencia de él. El suelo pélvico está conectado a los glúteos y a los abdominales y es bastante común contraer todo el conjunto en vez de la zona pélvica de forma aislada. Los fisioterapeutas apuntan que al ejercitar el suelo pélvico en concreto se debe sentir una contracción que cierra hacia adentro y eleva hacia arriba tanto el ano como la uretra. Es como que los órganos se cierran, reducen su tamaño y se eleven hacia dentro del cuerpo.
Los ejercicios de Kegel son los que más se suelen recomendar ya que se pueden hacer en cualquier parte, sentados, de pie o acostados. Consisten en contraer el suelo pélvico durante 5 segundos (se contraen y elevan los genitales) sin aguantar la respiración. Después se relaja la zona de forma lenta y completamente otros 5 segundos. Lo aconsejable es repetir esta contracción muscular diez veces por la mañana, a medio día y por la noche. Del mismo modo, según se va ejercitando la zona hay que ir aumentando el tiempo de la contracción, aunque al principio se siente debilidad, hasta que con la práctica se incrementa el tono muscular. Lo más importante es centrarse en ejercitar el área pélvica sin que la acompañen los músculos del estómago o las piernas y menos aún se debe notar dolor o molestias.