En los años 60, la polio creaba pánico en la población de los países más avanzados, España incluida. Después de la virulencia de algunos brotes y de un gran esfuerzo en investigación que llevó a la creación de la vacuna, la poliomielitis pasó de provocar más de 2.000 casos anuales en 1960 a 62 casos en 1965 en España.

Hoy, 57 años más tarde, los brotes de polio en todo el mundo han alertado a científicos y autoridades, que recuerdan que debemos permanecer vigilantes, ya que, según explican, existe el riesgo de que el virus se reintroduzca en Europa. Los casos notificados en Reino Unido son la primera señal de que la enfermedad, una de las que creíamos erradicada y la que marcó a toda una generación, sigue ahí.

Como en los años 60, la clave está precisamente en la vacunación. El Centro Europeo para el Control y la Prevención de Enfermedades (ECDC, en inglés) ha advertido de que si hay grupos de población no vacunados o insuficientemente vacunados en los países europeos y no se erradica la polio a nivel mundial, existe el riesgo de que el virus se reintroduzca en Europa.

En los primeros meses de 2022 se han notificado 242 casos de polio por poliovirus salvaje de tipo 1 (WPV1) y  por poliovirus circulante derivado de la vacuna (cVDPV). Tras la confirmación de muestras del poliovirus tipo 2 en las aguas residuales de Londres, las autoridades sanitarias británicas aconsejaron una dosis de refuerzo específica con la vacuna antipoliomielítica inactivada (IPV) a todos los niños de entre uno y nueve años.

Algunas de las cepas de poliovirus derivadas de la vacuna de tipo 2 encontradas en el Reino Unido compartían material genético con el VDPV2 aislado de un caso de poliomielitis que se había notificado en julio de este año en Nueva York, junto a otras muestras ambientales recogidas en la misma ciudad y en Jerusalén.

La Unión Europea, Reino Unido y otros países europeos han permanecido sin polio desde 2002. En todos los países de Europa, donde la influencia de la OMS es relevante, se utilizan vacunas antipoliomielíticas inactivadas.

Sin embargo, Polonia, Rumanía y Ucrania mantienen un riesgo alto de que se produzca un brote de polio como consecuencia de la importación del virus o su aparición, ya que la población apenas está inmunizada y el rendimiento de los programas de salud es insuficiente.

Daniel López Acuña, exdirector de Acción Sanitaria en Situaciones de Crisis de la OMS, explica en El Confidencial que "el riesgo fundamental reside en que no exista una adecuada cobertura de vacunación".

En opinión de este experto, si la población infantil que tiene que ser vacunada recibe su dosis, el riesgo no será importante; sin embargo, el principal impedimento para esto no es la falta de inyecciones, sino la creciente influencia del movimiento anti-vacunas. "Hay una renuencia a vacunar a los niños para enfermedades como el sarampión o como la polio", afirma López Acuña, quien también señala como parte del problema la reducción de la cobertura vacunal como parte del conflicto.

Con el fin de acabar con la transmisión sostenida de la polio en Europa el ECDC afirma que es "crucial" mantener "una alta cobertura vacunal en la población general y aumentar la aceptación de la vacunación en los focos de población infrainmunizada". El ECDC también recomienda que los ciudadanos europeos que son residentes o visitantes de larga duración (más de un mes) en países con riesgo potencial de propagación del virus de la polio deberían recibir una dosis adicional de la vacuna entre uno y 12 meses antes del viaje internacional.

La poliomielitis puede afectar la médula espinal causando debilidad muscular y parálisis. El virus de la polio entra en el organismo a través de la boca, generalmente cuando las manos se han contaminado con las heces de una persona infectada. Según la Clínica Mayo, entre sus principales síntomas, están la fiebre, dolor de garganta y cabeza, vómitos, fatiga, debilidad muscular y dolor y rigidez en espalda, cuello, brazos y piernas.