Este verano está siendo uno de los más cálidos de la historia. Así lo demuestran los datos aportados por la AEMET (Agencia Estatal de Meteorología), que sitúan a los meses de junio y julio de 2022 como dos de los más cálidos de la historia.
De acuerdo a los datos de la organización, el pasado mes de junio fue el cuarto más cálido desde que hay registros, mientras que el mes de julio ha sido el más cálido de toda la serie histórica. Además, y aunque todavía no hay datos completos del mes, la primera quincena de agosto se ha situado como la segunda más cálida de la serie, solo superada por la primera quincena de agosto de 2003.
Los datos recogidos por la AEMET apuntan a que el verano de 2022 será el más cálido desde 1961, es decir, desde que hay registros. Y eso no es todo. Según las estimaciones hechas por la organización en base a las reconstrucciones climáticas, este verano podría ser también el más caluroso desde, como mínimo, 1916.
Las altas temperaturas alcanzadas por el país durante la temporada estival han estado acompañadas de varias olas de calor en las que, lamentablemente, varias personas han perdido la vida a raíz de un golpe de calor, una afección que puede ser letal si no se actúa con rapidez.
Los golpes de calor se producen cuando la temperatura corporal aumenta rápidamente y no se puede bajar. Esta afección es muy común en los meses de verano, cuando el sol pega más fuerte, y pueden ocasionar daños en el cerebro, corazón y otros órganos vitales, provocando daños de salud irreparables o, en los casos más graves, la muerte.
Generalmente, estos episodios aparecen cuando se realiza una actividad física extenuante bajo altas temperaturas o cuando se pasa demasiado tiempo en un lugar extremadamente cálido, aunque también pueden surgir sin que se haya producido ningún sobreesfuerzo o afección previa relacionada con la temperatura corporal.
Asimismo, existen varios factores de riesgo, como la edad (los episodios suelen afectar más a niños, ancianos y bebés), el consumo de ciertos medicamentos, el padecimiento de enfermedades cardíacas o respiratorias que pueden aumentar el riesgo de sufrir uno de estos ataques de calor.
Cuando el cuerpo empieza a experimentar un episodio de golpe de calor, suele presentar un cuadro sintomatológico que incluye fiebre por encima de los 37º, sudoración excesiva, respiración y pulso acelerados, náuseas, vómitos, dolores de cabeza, confusión y dificultades para hablar y piel enrojecida. Además, en algunos casos, las víctimas pueden llegar a sufrir desmayos y convulsiones.
Si detectamos estos síntomas, ya sea en nosotros mismos o en otras personas, debemos actuar con rapidez, ya que estos episodios pueden desarrollarse de manera muy rápida y afectar gravemente al paciente.
En estos casos, lo primero que debemos hacer es buscar un lugar a la sombra, quitar el exceso de ropa y beber agua. Asimismo, también podemos darnos una ducha para intentar refrescar el cuerpo o refrescarnos con sábanas húmedas frías o compresas de hielo.
Los golpes de calor no suelen durar más de seis horas, aunque si se prolongan durante más de una pueden causar graves problemas de salud. Además, si no se tratan, pueden alargarse durante 24 horas y causar la muerte del paciente.
Por ello, si vemos que los síntomas del paciente no remiten después de haber intentado ayudarla, debemos llamar de inmediato a emergencias.