No hay nada tan molesto como un mosquito. Solo escuchar su zumbido nos pone sobre aviso y lo peor es que seguro que ya nos ha picado. Lo curioso es que nos atacan en zonas inesperadas como los tobillos, cuando a lo mejor estamos en bañador con todos los centímetros de nuestra piel a su disposición. En Uppers hemos preguntado a un dermatólogo por qué los mosquitos pican en los tobillos más que en el resto del cuerpo.
Lo primero, el verano se convierte en un banquete para los mosquitos que además ven cómo crece su prole de forma exponencial al incremento de las temperaturas. El calor y el aumento de las horas de sol no son un impedimento para su supervivencia sino todo lo contrario. Precisamente es ese exceso de calor y de humedad lo que necesitan sus larvas para proliferar y desarrollarse. Aun así, las únicas responsables de las picaduras son las hembras adultas de los mosquitos por su condición de hematófagas, lo que significa que se alimentan de sangre. Por eso les gustamos tanto y nos persiguen sin cansarse.
Un grupo de investigadores de una universidad de Estados Unidos afirma que los mosquitos nos atacan debido a que perciben nuestra temperatura corporal a través de unos receptores moleculares que se encuentran distribuidos por su cuerpo. También “nos huelen”. Es decir, se guían por el olor de las personas, primero por el aliento y la exhalación al respirar de dióxido de carbono. Después, los mosquitos localizan a sus “víctimas” al detectar el calor que desprenden y eligen donde van a picarlas tras comprobar de dónde emana el olor con mayor atracción para ellos. Con este fin utilizan su olfato que se encuentra en sus antenas.
El cuerpo de los humanos se caracteriza por desprender olores en unas zonas determinadas y menos en otras. Así, los mosquitos se sienten muy atraídos por las áreas con mayor concentración de aromas y, en concreto, por los tobillos, que es donde ascienden una gran cantidad de “pestilencias” que proceden de los pies pero que están protegidos por el calzado. Otro condicionante es que los pies están repletos de bacterias “que convierten el sudor en ácidos orgánicos volátiles”, un perfume muy atractivo para los mosquitos. Es lógico porque en las plantas de los pies hay cerca de 250.000 glándulas sudoríparas, una cantidad enorme con respecto al resto del cuerpo.
Por tanto, una posible solución a que nos acribillen los mosquitos en los tobillos sería lavarnos los pies a menudo para evitar olores por el sudor, ponernos calcetines altos y llevar impecables las zapatillas.