El Alzheimer es una enfermedad neurodegenerativa que afecta a más de 900.000 personas en nuestro país. Las previsiones de su desarrollo no son muy alentadores y es que la Confederación Española del Alzheimer y otras Demencias asegura que los casos aumentarán un 83% en 2050. Hasta el momento, todos los esfuerzos se han centrado en la detección precoz y es que no tiene todavía ningún tratamiento aprobado para tratarla. Ahora, eso está a punto de cambiar. Las farmacéuticas Eisai y Biogen han presentado un nuevo fármaco experimental contra el Alzheimer que frena el deterior cognitivo en las fases iniciales de la enfermedad, bajo el nombre de Lecanemab.
Se trata de un anticuerpo que actúa contra la proteína beta-amiloide, que se acumula en el cerebro de personas con Alzheimer. En el ensayo clínico, en el que han participado cerca de 1.800 voluntarios, la progresión de la enfermedad se ha reducido un 27%. El tratamiento consta de inyecciones endovenosas cada dos semanas durante un año y medio y la mejoría se empieza a notar seis meses después de iniciarse el tratamiento.
"Son resultados muy importantes de cara a los pacientes, que, por primera vez, van a disponer de un fármaco capaz de frenar la progresión del Alzheimer”, destaca Alberto Lleó, jefe del servicio de neurología del hospital de Sant Pau en Barcelona y uno de los investigadores que han participado en el ensayo clínico. Con los buenos resultados obtenidos, las compañías solicitarán la aprobación de este fármaco en Europa, Estados Unidos y Japón antes del final del primer trimestre de 2023.
Gracias al fármaco, la acumulación de proteína beta-amiloide en el cerebro ha sido menor en personas tratadas y eso se ha acompañado de una progresión más lenta de los síntomas del Alzheimer. Es decir, los pacientes no mejoran, pero empeoran más lentamente. La mejoría se ha observado en personas que estaban en fases iniciales de la enfermedad y en las que la proteína beta-amiloide aún no había causado grandes daños en el cerebro. Sería precisamente para este tipo de pacientes para los que se aprobará inicialmente el medicamento.
Los efectos secundarios de los inhibidores de beta-amiloide pueden incluir inflamación del cerebro y microhemorragias cerebrales. En el caso del Lecanemab, se ha detectado inflamación en el 12,5% de los pacientes tratados y microhemorragias en el 18%. Aunque la mayoría de estos casos han sido asintomáticos. “No son efectos secundarios graves que nos preocupen, salvo en casos muy excepcionales. Suele bastar con interrumpir el tratamiento de manera transitoria para resolverlos, pero obligarán a realizar resonancias magnéticas del cerebro cada varios meses a los pacientes que reciban inhibidores de beta-amiloide para detectarlos”, tranquiliza Alberto Lleó.