¿Qué es la vida sin la capacidad de disfrutar de ella? Todos tenemos días buenos y malos, pero siempre terminamos viendo el sol. Quizá en esa cena con los amigos del fin de semana, la sonrisa de tu madre con Alzheimer, el abrazo de tus hijos o tus nietos o los diez minutos que puedes dedicarte a ti al final del día. El problema viene cuando no encuentras ese hueco de placer o dejas de considerar estas pequeñas cosas agradables. Tiene nombre y se llama anhedonia. No es considerado un trastorno emocional sino un síntoma dentro de algunos de ellos. Te lo explicamos.
Es la incapacidad de disfrutar de las actividades o situaciones que antaño te resultaban placenteras, pero ya no lo son. Es decir, es una falta de reactividad a estímulos considerados como placenteros. Lo sufren normalmente personas que están atravesando una depresión, que tienen demencia, trastornos alimentarios, esquizofrenias o adicciones, también aquellos que están bajo fuertes tratamientos farmacológicos.
Dependiendo del nivel de afectación, puede darse en un solo ámbito de la vida, como por ejemplo al entorno social, dejando de disfrutar del contacto con los demás¡ o a todos los aspectos de ella. Las otras más comunes son la anhedonia física, que nos impide disfrutar de la comida y la sexual, dejando de disfrutar en las relaciones íntimas.
La más clara es la falta de energía, esa sensación totalmente subjetiva de no poder con la vida y estar permanentemente cansado. Suele estar acompañada de la frustración por no poder funcionar como antes, lo que lleva al pesimismo y a la desmotivación generalizada, sobre todo en las actividades que antes nos encantaban. Como decíamos anteriormente, suele ir de la mano también con cambios en los patrones de alimentación, caracterizados por inapetencia generalizada, seguida de una ansiedad tal que nos lleva a pegarnos atracones de comida.
Los investigadores consideran que la anhedonia se debe a una alteración del sistema dopaminérgico, que es el mecanismo por el que la dopamina, una sustancia química que se encuentra en el cerebro y que produce sensaciones de placer y satisfacción al comer, al tener relaciones sexuales o al cuidar de un hijo recién nacido.
Lo primero es el diagnóstico, que lo llevará a cabo un psicólogo o un psiquiatra, dependiendo de la patología a la que esté asociada y quién sea el especialista que la está tratando. Cuando la anhedonia está causada por la depresión, la esquizofrenia, los trastornos de ansiedad o el abuso de drogas, al mejorar estas enfermedades también irá desapareciendo este trastorno. En situaciones en que la causante sea una medicación se podrá mejorar modificando las dosis, retirándola o cambiándola por otra.