"Entró en el quirófano para operarse de la espalda y murió de malaria": el misterio del catalán de 74 años que sigue sin resolverse
Un hombre se operó de la espalda a finales de julio y un mes después falleció de malaria
A los 15 días de la intervención el hombre comenzó a encontrarse mal y tardaron varios días en descubrir que tenía malaria cerebral
Tras semanas de investigación, ni el hospital ni las autoridades tienen claro cómo el paciente pudo contagiarse de malaria
Pasar por quirófano cuando no es extremadamente necesario siempre requiere un momento de pausa para pensárselo bien y tomar la decisión más acertada para tu salud. Esto fue algo que le ocurrió a Samuel Gómez, un hombre de 74 años que dudaba casi hasta el último día si tenía o no que operarse de la espalda para intervenir unas vértebras lumbares que habían sido castigadas por toda una vida de trabajo en la construcción. Al final se decidió, pero “entró en el quirófano para operarse de la espalda y acabó muriendo de malaria”.
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Estas últimas son las palabras de su hija Pilar en unas declaraciones recogidas por el diario El País. En efecto, el hombre ha fallecido de malaria después de ingresar totalmente sano en el Hospital de Vic para operarse de la espalda. Ahora es su familia la que denuncia lo que ha ocurrido para que no se repita con otros pacientes, por lo que se ha abierto una investigación para conocer cómo y dónde se pudo contagiar Samuel Gómez.
Una intervención que fue bien
El paciente entró en el quirófano el 30 de julio para intervenir las vértebras que tenía afectadas y que en ocasiones le producían un dolor que llegaba a ser incapacitante. Ese era su único problema de salud, de resto estaba completamente sano. La intervención fue bien, a los días tenía el alta y se trasladaba a su casa en Prats de Lluçanès, donde se recuperaba a la perfección. “Primero iba con el andador. Luego a lo intentaba sin él”, comenta su hija al diario mencionado.
El 17 de agosto la cosa empeoró cuando el hombre expresó que no se encontraba bien y empezó a tener fiebre alta, por lo que primero acuden al centro de salud y después a urgencias. Con un análisis señalan que hay un trastorno en la coagulación de la sangre, además de estar hipotenso y respirar de forma acelerada. Al no haber viajado a zonas de riesgo, a nadie se le pasa por la cabeza que puede ser malaria y las primeras sospechas señalan a un tromboembolismo pulmonar.
La salud de Samuel se tuerce
En las siguientes horas su salud empeora a la vez que se descartan otras enfermedades hasta que el día 21 de agosto Samuel sufre un choque séptico que le hace ingresar en la UCI. Allí un nuevo análisis descubre la presencia en sangre del parásito Plasmodium falciparum, el paciente tiene malaria cerebral, la complicación más grave de esta enfermedad.
Los sanitarios empiezan a administrarle artesunato para combatir la enfermedad con una buena primera respuesta. Sin embargo, las complicaciones siguen hasta que, finalmente, Samuel fallece el 9 de septiembre.
El presidente de la Fundación iO, especializada en Medicina Tropical y del Viajero, Manuel Linares Ruf, explica a El País que “el Plasmodium falciparum es el más extendido de los tipos de malaria. El mayor riesgo que tiene, como en este caso, es que en ocasiones evoluciona a malaria cerebral. Esto es más frecuente en niños, mujeres embarazadas y mayores, y también en personas cuyo sistema inmunológico nunca ha estado en contacto con el parásito. Se produce cuando este logra franquear la barrera hematoencefálica, una membrana que protege al tejido cerebral”.
¿Cómo pudo contagiarse?
Por el momento, el Hospital de Vic no ha averiguado cómo se contagió el paciente. Se investigó si pudo ser a través de alguna de las transfusiones de sangre, pero el Banco de Sangre y Tejidos de Cataluña lo ha descartado. Otra hipótesis es la posible picadura de un mosquito. Se colocaron trampas tanto en la casa de Samuel como en el hospital, pero entre las especies capturadas no se halló ninguna que pudiese transmitir la malaria.
Desde el hospital aseguran que se han revisado los casos de malaria importados en pacientes que han estado en zonas endémicas y atendidos en el centro entre junio y septiembre. No obstante, no se ha encontrado ninguna coincidencia de personal o espacio que indique un posible foco de contagio. Por ello, se admite que ha podido ser un contagio nosocomial producido por una imperceptible gota de sangre en el instrumental o un objeto sin esterilizar debidamente, entre otro.
Las dudas siguen y, desde la familia, afirman que denuncian porque no quieren que esto le ocurra nadie más.