El CBD es una de las sustancias de moda. Se trata de un derivado del cannabis sin efectos psicoactivos, es decir, que no coloca, y que puede encontrarse fácilmente en muchos comercios como si fuera un cosmético en vez de un medicamento. Cremas, lociones e incluso cogollos de CBD presentados como "flores aromáticas" se venden legalmente en España. Otra cosa es fabricarlo. Agricultores y productores denuncian la persecución penal y las trabas administrativas que amenazan al sector, al que la Fiscalía y la policía tienen bajo lupa por el temor a que sus cultivos encubran casos de narcotráfico.
El CBD o cannabidiol es una de las más de 100 sustancias que contiene el cannabis. Se encuentra presente en la flor resinosa, y supone hasta el 45% del extracto de la planta en cuestión. No genera ningún tipo de psicoactividad, no es psicotrópico y, además, posee un gran potencial terapéutico del cual podemos beneficiarnos. La doctrina de la justicia europea descarta considerar que esta sustancia sea una droga. Hace un par de años Francia levó una consulta al Tribunal de Justicia de la UE, que desbloqueó la venta en toda Europa de CBD.
Así pues, en España es legal vender CBD, pero empresas españolas que se dedican a comercializar cogollos de CBD aseguran que están siendo víctimas de una ofensiva legal para impedir sus actividades, mediante intervenciones de plantaciones y de mercancías que reciben de otros países. Para la Fiscalía Antidroga cualquier cogollo es droga, aunque no contenga tetrahydrocannabinol (THC), el compuesto que embriaga y engancha. El pasado mes de noviembre, la Guardia Civil intervenía 32.370 kilos de cogollos a una empresa distribuidora de CBD en el mayor alijo incautado en España. Su propietario aseguraba tener todos los permisos en regla.
El estricto criterio que siguen las fuerzas de seguridad en sus operaciones contra el cannabis en España se debe a que nuestro país, según fuentes policiales, es uno de los principales proveedores de marihuana de Europa, y no se descarta que las plantaciones para extraer CBD encubran la producción de droga.
Sin embargo, los jueces exculpan a los productores. Varios juzgados y audiencias provinciales han absuelto en los últimos meses a propietarios de empresas comercializadoras de productos CBD, al concluir que las sustancias que se les incautaron tenían un índice de THC inferior al 1% y, por lo tanto, no podían ser considerados un estupefaciente.
La persecución no es solo penal. 'El Periódico' informa de que la Dirección General de Salud Pública denegó en octubre la solicitud de un empresario para que se le autorizara comercializar cogollos de cannabidiol como "hierbas para fumar". El argumento del Ministerio de Sanidad, que únicamente permite el CBD para usos medicinales, es que "la comercialización de productos a base de hierbas para fumar con cannabis constituye en España trafico ilícito al tener la categoría de sustancia estupefaciente".
Fuentes de la Guardia Civil consultadas por 'El Mundo' estiman que si en el resto de Europa se permite cultivar CBD, "en España también se va a permitir más pronto que tarde". La realidad es que esta sustancia va camino de ser un negocio enorme en todo el mundo. Según la base de datos onlineGrand View Research, el crecimiento anual será en los próximos años del 20%, hasta llegar a mover 11.800 millones de euros en 2028.