En Tres Cantos, Madrid, hay un grupo de ovejas merinas esperando a dar un vuelco a los tratamientos de rejuvenecimiento. Las ovejas han sido modificadas genéticamente para simular los efectos del envejecimiento en sus articulaciones, y en septiembre empezarán a ser tratadas para que sus cartílagos se regeneren y vuelvan a comportarse como cuando eran jóvenes.
Ya se ha hecho en ratones y ha salido bien, ahora se trata de ver qué ocurre con mamíferos más complejos. De funcionar el experimento, supondría un avance importante, un paso previo a los ensayos clínicos con personas y a fármacos eficaces contra la artrosis, la artritis, y otras enfermedades de los huesos y de las articulaciones que afectan a gran parte de la población de más de 50 años.
El proyecto nace de la colaboración que desde hace años mantienen dos grandes científicos españoles, el doctor Pedro Guillén, uno de los mayores expertos en reumatología y tratamientos articulares de España, y el investigador Juan Carlos Izpisúa. Izpisúa trabaja en la actualidad como director científico en Altos Labs, el todopoderoso laboratorio norteamericano de biotecnología que ha fichado a los mejores en el campo de la investigación antienvejecimiento. En él trabajan cuatro premios nobeles, y varios destacados científicos, algunos de ellos españoles, además de Izpisúa, Javier Serrano y María Abad.
La ventaja de trabajar en un sitio así es que el dinero no falta. Multimillonarios como el dueño de Amazon, Jeff Bezos, o el ruso Yuri Milner han ayudado a que proyecto se consolide y la empresa dispone ahora de un capital de más de 3.000 millones de euros para pagar tanto talento.
Las líneas de trabajo que siguen en Altos Labs son las que marcó hace 20 años Shinya Yamanaka, quien logró en 2006, por primera vez, obtener células madre pluripotentes inducidas (IPS) a partir de células adultas de ratón. En 2008 logró repetir el mismo procedimiento con células humanas. Por estos logros le dieron el Premio Nobel de Medicina en 2012. Yamanaka también forma parte del equipo de Altos Labs.
Las células madre pluripotenciales son capaces de generar tanto nuevas células madre como células diferenciadas específicas de ciertos tejidos, de manera que pueden reprogramarse para desarrollarse como parte de cualquier tejido del cuerpo. Así, Izpisúa ha logrado en ratones, por ejemplo, rejuvenecer tejidos del hígado que estaban dañados y regenerarlos. También se ha conseguido revertir la ceguera en pacientes con degeneración macular asociada a la edad en la retina del ojo, a través de células de la piel del paciente.
El experimento que se va a desarrollar en Tres Cantos consiste en introducir las moléculas que regeneran las células en los condrocitos, que son las células de los cartílagos. Para ello se utilizarán ovejas merinas previamente tratadas genéticamente para simular estados de envejecimiento de sus articulaciones. Si funciona, los cartílagos se regenerarán y evitarán los problemas que surgen cuando éstos se deterioran o debilitan, y que generalmente derivan en cuadros de artritis o artrosis.
Ahora el tratamiento más innovador en estos casos es la implantación de nuevos condrocitos. Pero conforme avanza la edad, los resultados son peores. Una de las ventajas de esta propuesta es que el futuro tratamiento se podrá aplicar a pacientes de todas las edades.
Según el doctor Izpisúa, "todos los experimentos para rejuvenecer la célula se encuentran aún en animales. Trasladar esto a la clínica no siempre es lineal, ya que los modelos de experimentación animales son distintos a los del ser humano. Aunque hemos curado muchas enfermedades en el ratón, luego en el humano no sucede igual. Desconocemos los mecanismos exactos por los que ese experimento funciona en ratones y luego no en humanos. Por este motivo, es importante entender esos procesos a nivel molecular”, ha explicado Izpisúa.
El prestigioso investigador ha identificado tres factores clave para avanzar en este campo. En primer lugar, ha asegurado que es necesario un mayor diálogo y colaboración con los clínicos. “El investigador es muy bueno curando ratones, pero sabe muy poco de la enfermedad en el ser humano. Lo mismo sucede al contrario: el médico está muy ocupado intentando curar al paciente y no tiene tiempo de estar en el laboratorio. Esa colaboración, como la que tenemos con la Clínica Cemtro, (fundada por Pedro Guillén) es fundamental”, ha comentado. En reiteradas ocasiones, el científico ha pedido reducir el tiempo que los investigadores pierden en burocracia y una mayor agilidad en la regulación de experimentos con nuevas tecnologías.
España está a la cabeza de investigación antienvejecimiento, por la calidad de sus científicos. Además de Izpisúa, Serrano y Abad, en España tenemos a Carlos López-Otín, en la Universidad de Oviedo, o a María Blasco, en el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas, CENIO, que han marcado en camino para otros investigadores sobre los mecanismos que actúan en el proceso de envejecimiento y cómo frenar las enfermedades asociadas a la edad.