¿Sientes que estás siempre cansado? ¿Notas que te falta energía desde el mismo momento en el que te levantas? ¿Eres incapaz de ver un episodio de tu serie favorito sin quedarte dormido? Hay diferentes razones por las que puedes sentirte así, desde trastornos psicológicos a malos hábitos, y lo peor es que eso se traduce en que las actividades que antes disfrutabas dejan de gustarte, el trabajo se pone muy cuesta arriba y tus relaciones personales se ven afectadas. Pero también hay una serie de buenos hábitos que puedes poner en práctica y te pueden ayudar a aumentar tus niveles de energía, además de beneficiar tu salud, vigorizar tu cerebro e incluso retrasar el envejecimiento. Te contamos cuáles recomienda la Universidad de Harvard.
Aunque te pueda parecer contradictorio, hacer ejercicio (sin exagerar) no te agota, sino que te proporciona más energía. Una sesión de ejercicio de 30 minutos o una hora diaria sería ideal. Pero no solo eso, mantenerse activo en general, caminar cuanto se pueda y evitar pasar demasiado tiempo sentado no solo te ayudará a dormir mejor, sino que hará que circule el oxígeno y le suministrará energía a las células, liberando endorfinas que te harán sentir mejor.
Muchas veces lo que más nos agota es echarnos demasiadas tareas a la espalda a lo largo del día, ensanchando nuestros límites más allá de lo razonable por un exceso de responsabilidad, por miedo a las consecuencias negativas o por evitar sentimientos de culpabilidad. Pero hay que aprender a saber decir no de vez en cuando. A marcar unas fronteras.
Esto no quiere decir que no debas esforzarte o dar lo mejor de ti mismo, sino entender cuáles son tus límites y respetarlos para sentirte mejor contigo mismo y con los demás, sin terminar quemado o estresado.
Una buena dieta es básica para tener energía. No debes tener miedo a los carbohidratos. De hecho, deberían suponer el 50-55% del total de nuestra ingesta diaria. También deberíamos incluir alimentos ricos en triptófano, un aminoácido precursor de la serotonina “hormona de la felicidad” y de la melatonina (huevos, pescados, legumbres, frutos secos) y en magnesio, que ayudan a conciliar el sueño (cereales de grano entero, verduras de hoja verde, leche, chocolate negro, marisco).
Y junto a la alimentación no hay que olvidarse de la hidratación constante. El agua, según Harvard Health, es "el único nutriente que ha demostrado mejorar el rendimiento". De hecho, la deshidratación afecta negativamente las funciones del cerebro, al estado de ánimo y a las reservas de energía.
Mucha gente opta por sacrificar horas de sueño para tener más tiempo de hacer cosas durante el día, sin ser conscientes que eso afecta negativamente a su energía y productividad. Dormir y descansar es vital para mantenernos saludables, alerta, enfocados y con energía, advierte Harvard Health.
Lo más recomendable es tener una rutina o un horario fijo para irse a dormir. Quizá pueda parecerte complicado irte siempre a la misma hora a la cama, pero tener un patrón irregular de sueño probablemente tenga un coste en tu rendimiento del día a día. Un horario regular es más importante que la cantidad de tiempo que se le dedica al sueño a la hora de evitar problemas como el insomnio.
Parece que cada vez tenemos menos tiempo para salir al aire libre y pasar tiempo en la naturaleza, sin ser conscientes de que permanecer mucho tiempo dentro de casa o en la oficina puede tener graves efectos sobre nuestra salud. Para empezar, nuestro organismo necesita la vitamina D de la luz solar directa (aplicando protección) para mantener nuestros huesos sanos y evitar enfermedades como la osteoporosis.
Y no olvidemos que hacer ejercicio (nuestro primer hábito recomendado) es más fácil al aire libre; y estar en contacto con la naturaleza, aunque solo sea un parque, tiene un efecto antiestrés y alivia la fatiga mental. De hecho, un estudio de 2008, 'The Cognitive Benefits of Interacting With Nature', demostró que la energía mental se recupera incluso solo mirando imágenes de naturaleza.
Un poco de estrés es bueno para estimularnos a afrontar determinados problemas y sacar nuestro lado más creativo (eustrés), pero el exceso de estrés genera preocupación, ansiedad y mata la energía (distrés), afectando muy negativamente a la salud. La clave está en saber gestionarlo y mantenerlo en niveles adecuados. Entre las técnicas que pueden ayudarte a manejarlo están salir a caminar, leer un libro o tomarte pequeños descansos a lo largo de tu jornada laboral.