Todos, quien más y quien menos, hemos consumido agua del grifo al menos una vez. A pesar de que hay muchas familias que deciden apostar por el agua embotellada (según la Federación Europea de Aguas Envasadas, España es el quinto país europeo en el que se bebe más agua embotellada), el consumo de agua del grifo sigue siendo mayor, ya sea por comodidad o por motivos relacionados con el ahorro.
Por norma general, el agua del grifo de España no solo es apta para el consumo, sino que también tiene una calidad aceptable. Si bien es cierto que se pueden identificar diferencias de sabor dependiendo de la provincia en la que nos encontremos, y de que en algunos puntos de nuestra geografía beber el agua del grifo pueda dejarnos un terrible sabor de boca, lo habitual es que podamos bebernos un vaso sin comprometer ni nuestra salud. De hecho, según los datos del Ministerio de Sanidad, más del 98% del agua del grifo de nuestro país es apta para consumo.
Para garantizar que el agua del grifo sea saludable y limpia, las instituciones llevan a cabo un férreo control para asegurar que se realiza un tratamiento adecuado que elimine o reduzca la concentración de contaminantes, ya sean físicos o químicos, que puedan comprometer la salud humana. Aun así, y pese a que este control está completamente garantizado, en algunas zonas del país el agua presenta un olor y sabor que puede resultar desagradable, principalmente por el cloro que se le agrega para poder hacerla potable y apta para el consumo.
Esta cantidad de cloro varía dependiendo de varios factores, como la región o la época del año en la que nos encontremos, y aunque de por sí no tiene ningún impacto en nuestra salud (más bien, todo lo contrario, ya que es lo que elimina la mayoría de contaminantes de agua), sí puede resultar muy poco apetecible. Afortunadamente, este sabor se puede eliminar y de forma completamente gratuita.
Aunque actualmente hay aparatos capaces de filtrar el agua del grifo, existen algunos métodos caseros con los que podremos deshacernos fácilmente del sabor y olor del cloro.
El primero y más sencillo de todos consiste en llenar una jarra con agua del grifo y dejarla reposar durante unas horas, ya sea por la mañana o por la noche. De este modo, conseguiremos que el cloro se evapore y el agua cogerá un sabor mucho más natural.
Otro truco que podemos llevar a cabo es hervir el agua, ya que de esta forma también conseguiremos que el cloro se evapore. No obstante, y a no ser que sea de gustos muy peculiares, en este caso tendremos que esperar a que el agua enfríe para poder consumirla, así que si tienes mucha prisa, tal vez no sea muy recomendable.
Además de estos pequeños truquillos, para eliminar el olor a cloro del agua del grifo también podemos instalar un sistema de filtración del agua en nuestro fregadero o comprar una jarra que pueda filtrar el agua. En este caso, como es natural, tendremos que hacer un desembolso económico, pero si no tenemos la paciencia para dejar que el agua repose, puede ser la solución más cómoda.