Los avances médicos son clave para poder detectar precozmente las enfermedades o para poder prevenirlas. Sin embargo, en nuestro día a día también hay pistas aparentemente sin importancia que nos pueden estar avisando de que algo no empieza a ir bien. Avisos silenciosos que nos pueden salvar la vida si sabemos interpretarlos, como uno que podría aparecer como síntoma del cáncer de próstata, uno de los más comunes entre hombres que se detecta en un 90% de los casos en mayores de 65 años. ¿De qué síntoma silencioso hablamos?
Empezar a ir a revisiones al urólogo es esencial a partir de los 40 o 50 años, cuando el riesgo de que aparezca empieza a aumentar y es necesario llevar un control rutinario para ver que todo está bien o si es necesario hacer cualquier tipo de prueba médica.
Los síntomas del cáncer de próstata son muchos, desde la dificultad para empezar a orinar hasta la aparición de sangre en la orina o en la eyaculación, además de dolores en el aparato reproductor o en la zona de las caderas, o la disfunción eréctil. No obstante, si bien hay algunos, como el del sangrado, que pueden alertar a los hombres, hay otros más silenciosos que pueden pasar desapercibidos, pero a los que hay que hacerles caso.
En el caso del cáncer de próstata un síntoma silencioso claro está en la orina y su frecuencia, cuando se tiene la necesidad de ir al baño varias veces. Está claro que cada persona es un mundo y que cuando hace más frío o más agua se bebe se orina más, pero no es así en todos los casos.
Este hábito puede pasar desapercibido al principio, pero poco a poco tiende a irse agravando y a necesitar ir al baño con mayor frecuencia y con periodos más cortos entre una visita y otra al inodoro. En caso de detectarlo, lo más recomendable es ir siempre al especialista y que sea él el que siga los pasos oportunos. Un gesto cotidiano que, de detectarlo a tiempo, puede ser importante para hacer un diagnóstico precoz del cáncer de próstata.