Las alergias, tanto respiratorias como alimentarias, están a la orden del día. Quien no es alérgico a los acaros o al polvo lo es a algún alimento, como el marisco. Si bien hasta hace unos años las alergias se asociaban principalmente con los más pequeños de la casa, la realidad es que cada vez son más los adultos que las padecen y que descubren una alergia a partir de los 50 años. No obstante, y aunque parece que hay mucha información sobre las alergias, lo cierto es que vivimos rodeados de más de un mito que no es cierto.
Por eso mismo, la alergóloga y doctora Paula Ribó expone a lo largo de su libro 'Alergia, la nueva epidemia', algunos de esos mitos que nos hemos tragado a lo largo de los años y que hemos dado por buenos. Nada más lejos de la realidad. Te mostramos cinco de los más evidentes para desmotarlos por completo con la ayuda de la alergóloga.
No es tan sencillo. Sí que existe una predisposición familiar en caso de que algún progenitor sea alérgico, pero "las alergias que heredamos siempre van de la mano del ambiente que nos rodea, de cómo es nuestro estilo de vida y de la alimentación, entre otros muchos factores".
Pues va a ser que no. Si bien "las dos ocurren cuando tenemos problemas con ciertos alimentos de forma continuada, tener una u otra puede acarrear consecuencias muy distintas". Así, la alergia no deja de ser una respuesta inmunitaria al entrar en contacto con algún alérgeno, pudiendo desencadenar reacciones de diferenten intensidades. Por su parte, una intolerancia no es más que una reacción adversa tras ingerir un alimento o un medicamento que se produce por un problema en el metabolismo o en la digestión. En general, esto ocurre por déficit enzimáticos o por una susceptibilidad a algún componente.
En España hay unas ocho millones de personas alérgicas al polen que ven como sus síntomas se agravan durante los meses de primavera. Sin embargo, polen hay durante todo el año, lo que los niveles de polinización dependen del clima y de las lluvias. Cuanto más llueva en otoño e invierno, en primavera habrá más polen, pero si las lluvias se extienden hasta la primavera, su concentración descenderá.
A veces se evita que en casas donde haya algún alérgico entren animales, pero hay gente que cree que animales como el gato esfinge no dan alergia. Pero mucho ojo. "Los animales, igual que las personas, van cambiando la piel lentamente. En ese cambio desprenden partículas microscópicas de caspa que flotan en el aire. La alergia más frencuente es al pelo, aunque también se puede tener alergia a la caspa, la orina, el sudor o la saliva de los animales".
La urticaria suele ser frecuente y se caracteriza por la aparición de rojeces junto con la sensación de escozor y picor. Entre las causas están las picaduras de insectos, los virus o las alergias, pero también pueden no tener causa, dividiéndose entre la aguda o la crónica, por lo que no siempre está relacionada con una alergia.