Se cumplen ahora 10 años de la publicación de "The Hallmarks of Aging", el artículo científico que señalaba las 9 causas que producen el envejecimiento, y que supuso un antes y un después en la investigación sobre el tema. Por cierto, de los cinco firmantes del histórico artículo, tres eran españoles: Carlos López-Otín, María Blasco y Javier Serrano.
Una de las 9 causas descritas en el artículo era la senescencia celular. Todos los organismos vivos cuentan con un mecanismo que interrumpe la división de células dañadas y las elimina para que no puedan propagarse. Este mecanismo llamado senescencia celular, contribuye a frenar el cáncer, por ejemplo, y ayuda a modelar los tejidos durante la etapa de desarrollo embrionario.
Sin embargo, a pesar de ser un mecanismo biológico muy beneficioso, conforme envejecemos contribuye al desarrollo de enfermedades. Parece que el motivo es que el sistema inmunitario ya no es capaz de eliminar de forma eficiente estas células viejas, que se van acumulando en los tejidos, lo que empeora su funcionamiento.
Pues bien, ahora un equipo de científicos españoles de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) y de la Universidad de Leicester (Reino Unido) han desarrollado un nuevo método para eliminar las células viejas de los tejidos y frenar así el proceso de envejecimiento.
Los investigadores han diseñado un anticuerpo que funciona como una "bomba inteligente" capaz de reconocer proteínas específicas en la superficie de estas células envejecidas, engancharse a ellas y aplicarles un fármaco que las elimina, sin afectar al resto de células sanas, lo que minimiza los potenciales efectos secundarios.
Los resultados de este trabajo, publicado en Scientific Reports, abren la puerta a desarrollar tratamientos efectivos para retrasar la evolución de enfermedades vinculadas al envejecimiento. A la larga, este descubrimiento también podría retardar el propio proceso de envejecimiento, mejorar la esperanza y sobre todo la calidad de vida de las personas de edad avanzada.
"Por primera vez tenemos un fármaco basado en un anticuerpo que puede aplicarse a los humanos para frenar la senescencia celular", apunta el médico e investigador de la UOC Salvador Macip, que está al frente de esta investigación.
"Nos hemos basado en las terapias que ya se usan en el cáncer y que se dirigen a proteínas concretas presentes en la superficie de las células cancerosas, y lo hemos trasladado a las células senescentes", explica el experto.
Algunos experimentos previos realizados en el laboratorio con modelos animales habían demostrado que, si se eliminaban estas células con fármacos, se conseguía retardar la progresión de la enfermedad y la degeneración propia de la edad. Para ello, se utilizaba un nuevo tipo de fármacos, denominados senolíticos, que son poco específicos y tienen efectos secundarios, lo que dificulta que puedan aplicarse a humanos.
El fármaco de Macip y su equipo es un senolítico de segunda generación, teledirigido y muy específico. Los investigadores se han basado en los resultados de un trabajo previo en el que estudiaron el conjunto de proteínas de la superficie de la célula, con el objetivo de identificar cuáles eran propias de las células senescentes. "No son universales, sino que cada tipo de célula envejecida tiene unas proteínas más presentes que otras", resalta Macip.
En este nuevo trabajo, los investigadores han utilizado un anticuerpo que han entrenado para que reconozca las células senescentes y se enganche a ellas. "Del mismo modo que los anticuerpos del organismo reconocen los microbios y nos protegen de ellos, nosotros hemos diseñado estos anticuerpos para que sean capaces de reconocer células viejas y les hemos aplicado una carga tóxica para que las destruyan, como si fueran misiles teledirigidos", afirma el investigador, que dirige el Laboratorio de Mecanismos del Cáncer y el Envejecimiento de la Universidad de Leicester.
El tratamiento se podría empezar a administrar cuando aparezcan los primeros síntomas de enfermedades como el alzhéimer, la diabetes tipo 2, el párkinson, la artritis, las cataratas o algunos tumores. A largo plazo, los investigadores consideran que incluso se podría dar en ciertas circunstancias para conseguir un envejecimiento más saludable.