El síndrome vespertino o por qué las personas con demencia 'empeoran' por la tarde

  • También conocido como 'síndrome del ocaso' afecta a las personas con demencia desde los primeros momentos en que se oculta el sol

  • Se trata de una serie de factores que combinados, producen en la persona una disminución de sus facultades

  • Algunos de los síntomas que se incrementan son la ansiedad, la confusión y la desorientación

Aunque en la cultura popular asociamos la oscuridad con asuntos tenebrosos, el llamado 'síndrome vespertino' que aqueja a muchas personas que padecen demencia, no tiene nada que ver con algo siniestro. Se trata simplemente de las reacciones fisiológicas habituales ante la oscuridad y el final del día, que pueden presentarse de forma más drástica en una persona con deterioro cognitivo. Y como tales, hay una serie de recomendaciones para acompañar a las personas que puedan experimentarlo.

¿Cómo lo notamos?

Una persona con salud mental experimenta normalmente cansancio e incluso frustración al final del día. Las personas con distintos grados de demencia también. Pero además, al recibir menos información sensorial, pueden experimentar distintos grados de confusión. Conviene pensar en el impacto que tiene la oscuridad en nuestra capacidad de movimiento, por ejemplo, hasta que nuestro cerebro se adapta a ella y recuerda como procesar la información en esas condiciones. Al existir deterioro cognitivo, esas capacidades se atenúan con lo cual la persona no tiene una respuesta adecuada.

Esa es la razón por la que, a menudo, las personas que padecen demencia tienden a deambular más por la tarde o al anochecer, e incluso pueden llegar a seguir a otras personas. Y todo eso es producto de la confusión que puede causarles la oscuridad o incluso nuestra propia presencia y comunicación no verbal. El cambio es los patronos de sonido diurnos a nocturnos también puede generarles algún tipo de ansiedad, por otro lado.

¿Cómo podemos ayudar?

Según la Alzheimer Association, hay varias cosas que podemos hacer para intentar contrarrestar el 'síndrome vespertino'. Para empezar, hay que intentar siempre que la persona llegue a la noche descansada o sin un agotamiento excesivo. Una siesta puede ayudar a que el cerebro esté lo más activo posible en horas vespertinas. Por otro lado, mantener los espacios bien iluminados, sin sombras dramáticas o que confundan.

"Programar la mayor parte de sus actividades en las horas diurnas" es también muy recomendable, según la Asociación, eso incluye citas médicas, paseos, visitas, etc. Es recomendable que al comienzo de la tarde empecemos a reducir los estímulos visuales (la televisión o los dispositivos) y acompañemos en estado de relajación. Las rutinas regulares durante estos periodos del día también ayudan a que la persona se sienta menos confundida y tenga estructuras en las que apoyarse. Por último, es importante no restringir el movimiento de las personas con demencia ya que eso puede aumentar su agitación.