La Organización Mundial de la Salud (OMS) es clara al respecto: unas 50 millones de personas sufren algún tipo de demencia en todo el mundo y apunta a que entre un 5 y 8% de la población mayor de 60 años la sufre en algún momento de su vida. Aunque se sabe que afecta mayoritariamente a personas mayores, su desarrollo sigue siendo un misterio. Ahora, tras un estudio elaborado por la Fundación ACE, entidad que se ocupa del alzhéimer y otras demencias, ha logrado identificar algunos síntomas psicológicos que pueden predecir la aparición de esta patología.
La investigación, llevada a cabo entre 2006 y 2017, ha contado con la participación de 2.000 pacientes a los que se les ha hecho un seguimiento desde que se les hizo el primer diagnóstico de deterioro de memoria hasta que se desarrolla la demencia. Precisamente lo más novedoso que aporta este estudio es lo anterior, el seguimiento médico que se ha hecho a cada uno de los pacientes que participaron en la investigación. Todos ellos tenían una edad comprendida entre los 45 y los 90 años, con una media de 75 años en los participantes que habían sido diagnosticados con un deterioro cognitivo leve.
Gracias al análisis en profundidad realizado en cada uno de los 2.000 casos se han podido establecer una serie de patrones, síntomas psicológicos o conductas que pueden ser la señal de alerta en etapas iniciales del deterioro cognitivo de que con el tiempo el pronóstico puede ser peor. En total han logrado identificar hasta ocho síntomas, pero por los resultados obtenidos ponen el foco de atención en dos de ellos: la irritabilidad y la apatía. ¿Por qué? Tal y como exponen, cuando aparece uno de estos dos síntomas en fases iniciales, el empeoramiento de la demencia suele ser más rápido que en pacientes que presentan otra sintomatología diferente.
Hasta esta conclusión han llegado tras analizar los datos obtenidos por el estudio, publicado en la revista Scientific Reports. Según se expone, del total de personas que mostraron síntomas de irritabilidad, el 53'7% desarrolló demencia en 2'7 años, mientras que de los que presentaron apatía un 54'8% del total tuvo una evolución a demencia en 2'1 años.
Sin embargo, cuando no existen síntomas o son diferentes a los mencionados la evolución de la demencia es muy diferente, pues uno de cada cuatro de los participantes no presentaban síntoma alguno. Así, el 39'1% de ellos desarrolló demencia en 3'6 años de media. Pero, ¿y el resto de síntomas? Principalmente trabajaron con la ansiedad y la depresión, obteniendo resultados diferentes a los que conseguidos con la irritabilidad y la apatía. En este caso, más de la mitad de los pacientes fueron diagnosticados con ansiedad o depresión, y el 37'3% de ellos desarrollaron la demencia en una media de 3'3 años.
Hasta el momento, ansiedad y depresión eran dos síntomas que daban pistas sobre la posible aparición precoz de una demencia, pero tras este estudio se ha conocido que hay otra sintomatología o conductas en fases tempranas que pueden avisar de un mal pronóstico de la demencia. De esta manera, la investigación pretende con sus resultados mejorar el diagnóstico temprano para conseguir un mayor apoyo y tratamiento tanto para el paciente como para sus familiares y cuidadores.