El sueño es uno de los principales problemas que afectan a los españoles y, más allá de nuestro estilo de vida, el modelo de ciudad en el que vivimos también tiene mucho que ver con nuestras ojeras. Dormir es esencial para nuestro descanso y para nuestra salud y, si lo dejamos de lado, a la larga va a terminar pasándonos factura. ¿Hace falta dormir diez horas al día? Pues en adultos tampoco es necesario tanto, de siete a nueve horas es suficiente.
Es verdad que no todos los adultos duermen igual, hay quien tarda en dormirse y se despierta más tarde y otros que logran caer rendidos temprano y consiguen madrugar sin problema. No obstante, aunque todo depende de la persona, la noche es el momento ideal para dormir. El problema es que las noches han cambiado, y mucho, en el último siglo.
Antes la noche era oscura, ayudaba a conciliar el sueño. Sin embargo, la luz artificial ilumina nuestras calles cuando cae el sol, nuestros salones antes de irnos a dormir y, cuando lo hacemos, la televisión sigue iluminando la oscuridad. Hablamos de contaminación lumínica, que termina haciendo que durmamos menos.
En un artículo de The Conversation exponen como ya existen investigaciones en adultos que duermen menos cuando los niveles de luz artificial del entorno son mayores por la noche. No solo eso, sino que la luz artificial es capaz de aumentar hasta en un 22% los problemas de sueño porque puede confundir nuestro reloj biológico.
Pese a que el sueño y nuestro descanso son los principales afectados por la contaminación lumínica, lo cierto es que también puede aumentar la probabilidad de sufrir problemas cardiovasculares, obesidad, determinados tipos de cáncer, o trastornos de salud mental.
Y si al principio hablábamos de las ciudades es porque no solo es la bombilla del salón o la tablet en la que vez tu serie del momento, también los estímulos lumínicos que nos llegan de fuera, incluso los sonoros, como el ruido producido por el tráfico, por otras personas, el ocio nocturno e incluso la limpieza de la vía pública que se suele hacer de madrugada, factores que nos pueden impedir conciliar el sueño y descansar.
Desde las instituciones se puede hacer mucho para lograr una sociedad más descansada, como por ejemplo limitar el uso de maquinaria ruidosa de limpieza para que no se haga durante las horas de descanso o comenzar a sustituir los vehículos de transporte público por modelos eléctricos, más silenciosos.
Además de controlar el ruido provocado por la hostelería, especialmente en terrazas, y los locales de ocio nocturno, también es esencial que se revisen dónde están localizadas las farolas y el resto de fuentes de luz para intentar reducir al máximo la contaminación lumínica que se cuela por nuestras ventanas y que nos afecta más de lo que creemos.