El teléfono móvil se ha convertido en un elemento imprescindible de nuestra vida, hasta el punto de que nos cuesta recordar que no hace tanto tiempo nos las arreglábamos bastante bien sin él. Pero no se puede negar que la aparición del smartphone transformó para siempre nuestra forma de relacionarnos con el mundo. Sin embargo, cuando aquellos primeros aparatos empezaron a masificarse también creció a su alrededor toda una rumorología (que si podían provocar cáncer, que si causaban impotencia, que si podían explotar si se calentaban demasiado...) y un sinfín de mitos, algunos de los cuales han perdurado hasta nuestros días. Veamos cuáles no perjudican para nada el rendimiento de nuestro dispositivo, según recopila 'El País'.
Mucha gente sigue creyendo que hay que desenchufar el dispositivo en cuanto la batería alcanza el 100% de su carga para que la corriente no le provoque una sobrecarga. Pero ese riesgo es inexistente en los móviles modernos, que ya cuentan con sistemas inteligentes de gestión de la carga que evita cualquier posible degradación. Cuando la batería alcanza su máximo, se corta la admisión adicional de energía. Lo que sí que recomiendan los expertos es usar los cargadores originales o compatibles con el smartphone, porque no hacerlo así sí podría suponer un inconveniente.
Otra leyenda urbana es la obligación de cargar solamente el móvil cuando está bajo de batería. De hecho, es recomendable mantener la carga entre el 50% y el 70%, pero esperar a que se quede baja solo puede hacer que nos quedemos sin ella. En realidad no ayuda en nada a la salud del dispositivo.
Otro hábito muy arraigado es el de forzar el cierre de aplicaciones, con el clásico gesto de deslizar el dedo en la pantalla, para evitar que quede algún proceso en segundo plano que esté afectando el rendimiento de nuestro dispositivo. Los móviles de hoy ya cuentan con sistemas de optimización cuando no utilizamos las aplicaciones durante un periodo prolongado de tiempo evitando gastar más batería de la necesaria.
De hecho, forzar el cierre completo de apps solo puede empeorar las cosas, ya que al volver a abrirlas se obliga al sistema a cargar todo de nuevo y se terminan consumen más recursos que simplemente cambiando de app.
En realidad lo recomendable para ahorrar batería es lo contrario: tener el wifi siempre activado. Se trata de una tecnología más eficiente en el consumo de recursos que la conexión de datos directa con el operador. Si usamos 4G en la calle ya estamos empleando más batería que teniendo el wifi activo. Por otro lado, los móviles modernos emplean esta conexión inalámbrica para geoposicionar el dispositivo en lugar del GPS, que consume más batería y solo se activa cuando se abre alguna aplicación que lo demanda.
Con el Bluetooth sucede lo mismo. Las nuevas versiones ya están diseñadas para que su impacto en la batería sea mínimo. No hay diferencia en cuanto su consumo cuando está activado y desactivado. Eso sí, cuando la conexión Bluetooth se utiliza activamente, por ejemplo, escuchando música, ahí sí hay un impacto en el rendimiento de la batería.