Tener protectores gástricos en casa es algo habitual. Consumirlos, también, sobre todo a partir de los 50, cuando el proceso digestivo puede ralentizarse y empezamos a desarrollar ciertas sensibilidades alimentarias.
Los inhibidores de la bomba de protones (IBP) y los antagonistas de los receptores H2 son los grupos de medicamentos protectores gástricos más recetados y más efectivos, y uno de los más disponibles en todo el mundo. En algunos casos, se prescriben sin justificación alguna, pese a que en los últimos años hay pruebas de reacciones adversas importantes. En Reino Unido, el omeprazol, quizá el fármaco más utilizado como protector gástrico, es el medicamento más vendido.
Por lo que respecta a nuestro país, los gastroprotectores como el omeprazol son los segundos medicamentos más consumidos en España, después de los analgésicos. Con receta médica (aunque también se pueden comprar sin ella), se vendieron más de 72 millones de cajas en 2021.
Pero cada vez más médicos alertan sobre el perjuicio que causa en la salud consumir protectores gástricos de manera crónica. El médico y nutricionista Jesús Vázquez es uno de ellos, como explica en su cuenta de IG (@NutriVazquez). El experto desgrana en este reel las razones por las que debemos evitar el uso prolongado de los llamados 'protectores' gástricos.
Váquez, director de la clínica NutriVázquez, es contundente respecto a la utilidad real de estos medicamentos. "A los protectores de estómago se les llama así porque creo que si no, no se venderían. Uno se imagina a esos fármacos que producen una capa blanca suave tapizando nuestro estómago por dentro para proteger sus paredes de las agresiones. Pero esto no es así. No tiene nada que ver", afirma este facultativo en sus redes.
Lo que realmente hacen estos medicamentos es inhibir un proceso fundamental de la digestión: "Estos fármacos lo que hacen es bloquear la fabricación de ácido clorhídrico, necesario para digerir las proteínas", señala en su vídeo.
Si las proteínas no se digieren correctamente, se desencadenan una serie de procesos adversos para la salud. "Si yo no puedo digerir esas proteínas, no puedo sacar de ahí los aminoácidos para tener un buen colágeno, que es el sostén de mi tejido. Si yo no tengo colágeno, acabo teniendo una degeneración de mis articulaciones. Tengo una artrosis precoz prácticamente seguro", explica el experto.
Otra de las consecuencias de no producir el suficiente ácido clorhídrico y, por tanto, no digerir bien los alimentos, es la incapacidad de absorber ciertos nutrientes: "Seguramente, no conseguiré absorber la vitamina B12, con lo cual es muy fácil que acabe con anemia", asegura Vázquez. Sin suficiente vitamina B12, los glóbulos no se forman correctamente dentro de la médula ósea. Además, un déficit grave de vitamina B12 puede provocar un daño neurológico y, en consecuencia, ocasionar hormigueo o pérdida de sensibilidad en las manos y los pies, debilidad muscular, pérdida de reflejos, dificultad para caminar, confusión y demencia.
El efecto más evidente de no producir ácido clorhídrico afecta a la digestión de las proteínas. "Esto es algo importantísimo", asegura este médico. "Si yo no digiero las proteínas en el estómago, esas proteínas llegan al colon sin digerir, lo que provocará una hiperproliferación de todas las bacterias que se dedican a digerir proteínas". El experto se refiere a la flora proteolítica o flora de putrefacción, cuyo exceso produce patologías como permeabilidad intestinal, dolor abdominal o colon irritable. Si persisten pueden dar origen a colitis ulcerosa, fatiga crónica, artritis y otras enfermedades reumáticas. ¿Qué bacterias proteolíticas son malas en exceso? Las Clostridium, Helycobacter o Klebsiella.
Pese a sus efectos negativos, los protectores gástricos pueden estar recomendados en algunos casos, pero siempre deben estar pautados por un médico, quien valorará los pros y contras de su ingesta. "Estos fármacos hay que tomarlos cuando hacen falta, o sea, limitados en el tiempo. No puedes tomarlo de forma crónica", confirma Jesús Vázquez, quien apuesta por la dieta como el mejor aliado para mejorar las digestiones y hacer que nuestro organismo se beneficie de todas las ventajas nutricionales de los alimentos. "Modificando cuatro detalles en tu alimentación y aportando productos naturales para mejorar esas digestiones, se pueden hacer maravillas", concluye el experto.