Ayuda a reducir la presión arterial y la frecuencia cardíaca, es relajante, mejora la autoestima, reduce el estrés, mejora la coordinación, aumenta la concentración, hace conciliar el sueño, facilita la digestión, nos mantiene ágiles y flexibles... El yoga, definitivamente, te cambia la vida: mejora tu estado físico, mental y emocional. ¿Por qué entonces lo practican mayoritariamente mujeres? Nos lo explica David Cabezas, maestro de yoga de origen venezolano que enseña, transmite y promueve esta disciplina en varios países, también en España.
"Creo que tenemos la idea de que el yoga es para mujeres debido la corporalidad de la práctica en sí y por el boom de las redes sociales. La flexibilidad y muchas posturas realizadas en el suelo evocan a una corporalidad femenina, pero sin duda es una práctica que en su profundidad va más allá del género y la edad", explica David. De hecho, dice que hay estilos de yoga que comenzaron como prácticas exclusivas masculinas y que evolucionaron integrando a todo tipo de practicantes.
Él descubrió el Hatha Yoga en el año 2004, en Venezuela, gracias a un amigo que compartía su pasión por el patinaje. "Me comentó que él junto realizaba junto a su madre una actividad que seguro me ayudaría a mejorar mi flexibilidad y la ejecución técnica de los trucos a la hora de patinar". Durante una época, fue una afición más, pero a raíz de su participación en un proyecto de impacto social para niños en riesgo de exclusión social decidió emigrar para dedicar su vida al yoga.
En 2015 viajó a Tailandia para formarse como profesor de Ashtanga Vinyasa Yoga y The Rocket en la Actual Bright Yoga School. Desde entonces, ha conseguido enganchar a los beneficios de esta disciplina milenaria a cientos de hombres que descubren cómo conectar cuerpo, mente y emociones utilizando la respiración y las posturas corporales. "La práctica cotidiana -señala- ayuda a mantenernos más sanos, flexibles, fuertes y ágiles. Mejora nuestra capacidad respiratoria, equilibrio y ayuda a comprender en profundidad y a tomar conciencia de cómo es nuestro cuerpo y nuestra personalidad".
Entre los millones de yoguis que hay en el mundo, se encuentran famosos como Richard Gere, ferviente budista y seguidor del Dalai Lama. El actor participó el pasado 21 de junio en un encuentro que tuvo lugar en el neoyorquino parque de North Lawn, con motivo del Día Internacional del Yoga al que asistieron personas de 135 nacionalidades diferentes. A sus 73 años, demostró que está en magnífica forma.
Por las clases de David pasan hombres de todas las edades. También de 50, 60 y más de 70 años. Ellos marcan sus objetivos y David les conduce midiendo sus posibilidades. La progresión en sus movimientos es inmediata, pero también en sus vidas cotidianas. "Te invita a ser constante, a superarte, a manejar la frustración y a sacar lo mejor de ti. El yoga acaba convirtiéndose en la mejor guía para desenvolverte tanto dentro de como fuera de la esterilla. Además, al ser una práctica donde la respiración tiene un rol tan importante, aporta beneficios innumerables para la salud", indica este maestro.
No le gusta, sin embargo, hablar de un yoga exclusivamente masculino. "Es cierto que los cuerpos masculinos pueden ser menos flexibles, pero también suelen ser más fuertes, por lo que la práctica se adaptará a ellos siempre intentando mejorar en todos los aspectos, como en cualquier actividad lúdica deportiva". Por tanto, más que fijarse en si es hombre o mujer, tiene en cuenta la forma de la espalda de la persona que está practicando yoga, sus articulaciones o las tensiones acumuladas. "Todo ello debe estudiarse en profundidad para sacar el mayor beneficio individual a la práctica", señala.
El yoga permite invalidar algunas creencias que damos por universales. La principal tiene que ver con la flexibilidad. "No por ser hombre -advierte este maestro- se es poco flexible siempre. No generalizaría porque depende de lo que cada uno haya trabajado con su cuerpo". Ahora bien, supongamos que sí lo eres. ¿Deberías desistir o prepararte previamente? David nos responde con otras preguntas: "¿No se hace natación para mejorar tu nado? ¿O carreras para mejorar tu resistencia? Al yoga no se llega teniendo o buscando la práctica perfecta. Empiezas como tú eres en ese momento y lo que te aseguro es que después de cierto tiempo redescubres un universo de posibilidades y capacidades que antes no conocías de ti mismo". Garantiza que quien lo prueba se sorprende de lo fuerte y flexible que puede llegar a ser.
David lo ha integrado en su vida como una pasión que no conoce límite. Colabora con estudios en España y otros países de Europa y África y cree que todavía le queda mucho por aprender y muchas enseñanzas que aportar. Por sus clases han pasado deportistas profesionales que gracias a los ejercicios se han recuperado de operaciones delicadas por lesiones relacionadas con la competición, empresarios con niveles de estrés elevado, hombres que han trabajado sus adicciones a las drogas e incluso algún amigo que comenzó a practicar para superar el fallecimiento de su pareja.
"Las historias que llegan al universo del yoga suelen ser diversas y muchas veces complejas, tanto a nivel físico como mental. Podríamos decir que gracias a las técnicas que ofrece esta disciplina han encontrado un espacio donde se les permite trabajar y sanar diferentes dolencias. A veces, simplemente conocerse, mejorar, disfrutar del yoga como una manera de cuidarse y dedicarse un poco de tiempo en tu día a día".