El cáncer es una enfermedad sigilosa. Cuando muestra signos en el organismo es que ya ha pasado un tiempo en el que ha ido tejiendo su hilo. Por eso, cualquier técnica que permita detectar los signos silentes, al inicio del proceso, tiene un valor incalculable. El objetivo de la ciencia es encontrar herramientas para avanzar en el diagnóstico. Entre ellos, la biopsia líquida, que detecta rastros biológicos del tumor en la sangre u otros fluidos, se considera una herramienta de detección temprana, muy útil en personas aparentemente sanas.
Para el paciente, la experiencia de la biopsia de sangre es una sencilla extracción que ya se usa para el control de tumores metastásicos o para dilucidar el pronóstico de algunas cirugías. Sin embargo, un nuevo estudio publicado en The Lancet arroja más luz sobre los beneficios de esta técnica en personas asintomáticas, aunque todavía deba perfeccionarse para evitar falsos positivos y, por tanto, exceso de diagnósticos.
Los tumores suelen emitir signos de su presencia en el cuerpo. Sin mostrar señales palpables, es posible que esté liberando ADN tumoral, proteínas u otras moléculas en la sangre del paciente. Las biopsias de sangre líquida muestran los restos de esta actividad, una información valiosa para los oncólogos con una técnica mínimamente invasiva: un simple análisis de sangre.
La técnica se aplica de varias formas. Cuando hay metástasis, sirve para detectar mutaciones y para comprobar si el paciente está respondiendo a la terapia. En el campo quirúrgico, sirve para saber cómo está respondiendo el enfermo días después de su operación. En procesos de quimioterapia, si el ADN tumoral sigue activo, es posible que se produzcan recaídas.
En el estudio publicado por The Lancet, los investigadores reclutaron a más de 6.600 participantes aparentemente sanos con y sin factores de riesgo de cáncer y los sometieron a biopsias líquidas de sangre. Se detectaron signos de cáncer en 92 casos, de los cuales en 38 se diagnosticó un tumor. Otros 57 fueron resultados falsos positivos. En total, durante el año de seguimiento que duró el estudio, 121 participantes fueron diagnosticados de cáncer: además de los 35 que fueron detectados con la biopsia líquida, otros 86 que dieron negativo en esta prueba (falsos negativos) fueron finalmente diagnosticados de cáncer con otras técnicas de detección.
A pesar de los casos de falsos positivos y falsos negativos, el estudio avala la viabilidad clínica de las pruebas, aunque sigue siendo necesarias nuevas investigaciones para alcanzar la eficacia completa de esta prueba. Algunos investigadores señalan las limitaciones técnicas y biológicas de la biopsia líquida, ya que no todos los tumores liberan ADN a la sangre (por ejemplo, los de mama o pulmón, sí. Los de tiroides, no) y cuando lo hacen, no suele ser en estadios tempranos.