Unas 160.000 personas padecen párkinson en España y, según datos de la Sociedad Española de Neurología, cada año se diagnostican 10.000 nuevos casos y el número de afectados se triplicará en 2050. Prácticamente la mayoría de los casos diagnosticados son en personas mayores de 65 años, pero existe un porcentaje menor en menores de 50, como fue el caso de Marc Gauthier, un francés al que le diagnosticaron párkinson con 36 años, cuando los temblores y los problemas de coordinación y movimiento comenzaron a hacer acto de presencia. Ahora, 25 años después y gracias a una prótesis neuronal, ha vuelto a caminar.
A sus 62 años, el párkinson lleva décadas impidiéndole caminar con rigidez, siempre con pérdidas de equilibrio y falta de coordinación. Un problema que ha logrado solventar gracias a un implante neuronal diseñado en el Hospital Universitario de Lausana (CHUV) en Suiza. “Ahora soy independiente. Puedo salir de casa, incluso voy a pie”, confiesa el hombre.
De la mano de investigadores, el hospital suizo lleva años estudiando cómo pueden ayudar a las personas a volver a caminar, una investigación que comenzó con roedores y, debido a su éxito, siguieron con monos con lesiones medulares, aunque no fue hasta 2018 cuando lo probaron en humanos con resultados positivos.
Se trata de una neuroprótesis conformada por un campo de electrodos que se coloca contra la médula espinal que funciona junto a un generador de impulsos eléctricos bajo el abdomen. De esta manera, se logra estimular la médula espinal y activar los músculos de las piernas. Todo esto se ha logrado gracias a años de investigación, recientemente publicada en Nature Medicine.
Marc Gauthier ha probado a lo largo de los años todos los tratamientos disponibles contra el párkinson sin resultados prometedores en ningún caso. “Apenas podía andar sin caerme. A veces al subirme a un ascensor me caía al suelo”, relata. Pero desde que lleva una prótesis neuronal su vida ha cambiado por completo.
La utiliza unas ocho horas al día, desconectándola cuando pasa mucho tiempo sentado o cuando se va a dormir. “Me ayuda a andar mejor y a tener estabilidad, tanto que las escaleras ya no me asustan. Todos los domingos voy al lago y camino unos seis kilómetros”, asegura.
Grégoire Courtine, profesor de la Escuela Politécnica Federal de Lausana y uno de los médicos que ha dirigido este proyecto, prevé que el próximo año se realicen pruebas clínicas en seis nuevos pacientes. “Es impresionante ver que proporcionando una estimulación eléctrica dirigida a la médula espinal, del mismo modo que hemos hecho con los pacientes parapléjicos, podemos corregir los problemas para caminar causados por el párkinson”, cuenta Jocelyne Blonch, la neurocirujana que operó a Gauthier.
Además, celebran que el dispositivo es muy similar a otros que ya se utilizan para otras dolencias, como los desfibriladores implantables, por lo que su aplicación no será extraña para los equipos sanitarios.