Siete semanas después de la muerte de Matthew Perry, el mítico Chandler de 'Friends', ha trascendido la autopsia que revela la causa exacta de su fallecimiento. Desde que el actor fuese encontrado sin vida a los 54 años en el jacuzzi de su casa, en Los Ángeles, se había especulado con la posibilidad de que las drogas hubieran estado de por medio, aunque la familia siempre aseguró que en el lugar de los hechos no había tales sustancias.
Ahora sabemos que su muerte fue un "accidente" que se produjo tras consumir ketamina, aunque también tuvieron que ver el ahogamiento y una enfermedad coronaria. El informe toxicológico no reportó rastros de alcohol, metanfetamina, cocaína, heroína ni fentanilo.
Según explica la oficina forense del condado de Los Ángeles, la ketamina causó una sobreestimulación cardiovascular y una depresión respiratoria, y esto sumado a un problema coronario y a que tomaba buprenofrina, un fármaco para tratar los problemas por consumo de opiáceos, provocaron una fatal reacción en su cuerpo.
Pero, ¿qué es la ketamina? Históricamente es un analgésico para caballos, aunque algunos médicos lo han recetado en casos muy complejos de depresión, como el de Perry, que se sabe que no estaba pasando por un buen momento. La ketamina destaca por su rapidez de acción, motivo por el que en muchas ocasiones, tanto en humanos como en animales, se utiliza como un posible sedante o tranquilizante.
La ketamina está aprobada para su uso médico por la Administración de Alimentos y Medicamentos como aerosol nasal. Pero como pasa con casi todos los fármacos, las sensaciones paliativas que genera hacen que acabe convirtiéndose en una droga. Si en un principio empezó a usarse en humanos en los campos de batalla por el efecto sedante que proporcionaba a los soldados, con los años acabó siendo de uso común en 'raves' y discotecas, ya que también puede provocar alucinaciones y pérdida de la noción del tiempo.
La 'keta' se puede encontrar en formato líquido, polvo, cristales, pastillas o cápsulas y también se puede mezclar con otras sustancias. De esta manera, se puede esnifar, tragar, fumar o inyectar en sus distintas formas. Hace dos décadas se descubrió que podía tener un efecto positivo en personas que sufren depresión, aunque no funciona en todos los pacientes. El problema es que en dosis altas causa problemas motores, entumecimiento corporal e incluso paros respiratorios o cardíacos.