En muchos artículos ya hemos hablado de las consecuencias negativas que genera el alcohol en el organismo y de cómo no ayudan nuestras costumbres festivas. Incluso nos atrevemos a tomar unas cañas o un vino junto a medicamentos cuya combinación siempre está contraindicada, como por ejemplo la Viagra, que a pesar de ser de obligada prescripción médica es relativamente fácil conseguirla de manera ilegal.
En Uppers hemos consultado qué repercusiones tiene, en concreto, mezclar Viagra con cerveza o con unas copas. Entre otras afecciones, está indicada para el tratamiento de la disfunción eréctil en los hombres y se piensa que el alcohol potencia sus efectos. Sin embargo, todo lo contrario, ya que la combinación de ambas sustancias provoca una serie de reacciones adversas y hasta peligrosas en el organismo.
La Viagra es la marca comercial del sildenafilo, un fármaco que se prescribe a los hombres con disfunción eréctil, la incapacidad para tener una erección o mantenerla, porque aumenta el flujo sanguíneo al pene durante la estimulación sexual, lo que puede provocar la erección. Este medicamento no cura la impotencia ni aumenta el deseo sexual, su cometido es solucionar el problema de forma puntual.
Además, el sildenafilo, bajo las marcas Liqrev y Revatio, se emplea para tratar la hipertensión arterial pulmonar (HAP) y en su caso relaja los vasos sanguíneos de los pulmones para que la sangre fluya fácilmente.
Volviendo a la Viagra, los profesionales sanitarios detallan que su consumo se debe limitar a cada episodio de actividad sexual, siendo recomendable su ingesta entre 4 horas y 30 minutos antes. Del mismo modo se desaconseja tomarlo más de una vez cada 24 horas. También se apunta que las comidas ricas en grasas ralentizan el inicio de su efecto. No obstante, el especialista ajusta la cantidad a cada paciente en particular.
Se suele empezar con una pequeña dosis para ir aumentándola en función de la respuesta, ya que varía según la persona, en consulta con el especialista. Además, es necesario valorar los posibles efectos secundarios que se pueden desencadenar. En principio, la Viagra no está indicada para hombres que padecen alteraciones en la presión arterial, presentan problemas renales o tienen enfermedades relacionadas con el corazón.
Teniendo en cuenta todo esto, la mezcla de Viagra y alcohol al final llega a ser explosiva sobre todo si se abusa de ellas, porque se suman las secuelas negativas de ambas sustancias. Aquello que en principio se considera excitante porque se imagina como una posible experiencia sexual increíble puede terminar de forma nefasta.
El principio activo de la Viagra dilata los vasos sanguíneos, se incrementa el flujo de sangre que entra en el pene pero también puede afectar a otras áreas del organismo. La persona que ha tomado el medicamento puede llegar a sufrir aturdimiento debido a la presión arterial baja. Si además ha consumido alcohol, esos efectos se duplican e incluso se convierten en graves, ya que el alcohol igualmente provoca una disminución de la frecuencia cardíaca y respiratoria junto a cambios en el funcionamiento normal del cerebro. En consecuencia, la combinación de ambas sustancias termina generando una reducción significativa del rendimiento sexual, todo lo contrario de lo que erróneamente se había planeado.
A ese aturdimiento y malestar ante una bajada semejante de la tensión y de la frecuencia respiratoria con dificultades para respirar se añade la disminución de la capacidad de excitación y para lograr mantener una erección. También aparecen mareos, fuertes dolores de cabeza, vómitos, náuseas, diarrea e incluso arritmias ventriculares. Por otro lado, puede desencadenarse una visión borrosa e incluso la pérdida repentina de audición o de visión por el aumento de la presión intraocular.
Es obligatorio recordar que la Viagra es un medicamento que prescribe un médico y que es necesario seguir sus indicaciones para lograr el efecto deseado con seguridad. Acompañarlo con alcohol antes o después somete al organismo a un riesgo innecesario.