Nuestra boca dice mucho más de nosotros de lo que realmente pensamos. Y no solo hablamos de estética, de una sonrisa bonita que encandile a cualquiera que pase por nuestro lado, sino de nuestra salud. Más allá de las caries o un mal aliento, el estado y cuidado de nuestra boca tiene relación con otras muchas enfermedades, incluso con la demencia y, por tanto, también con el alzhéimer. ¿Cuál es realmente la relación que existe con nuestro cerebro? ¿Qué dice nuestra higiene bucodental de nuestra salud?
Pese a que no se ha encontrado una relación directa, son varios los estudios que demuestran que una mala salud bucal aumenta la probabilidad de desarrollar demencia, como uno de la Universidad Nacional Yang-Ming Chiao Tung de Taiwán que ha sido publicada en la revista Aging Research Reviews.
La profesora de odontología y principal autora del estudio, Chia-Shu Lin, señalaba a Newsweek que “la mayoría de las revisiones sistemáticas concluyeron consistentemente sobre el papel del microbioma oral en la demencia. La evidencia proviene de estudios tanto en animales como humanos y la asociación entre periodontitis y la demencia fue reportada consistentemente en revisiones anteriores”.
Una infección grave en las encías, por su proximidad al cerebro, los expertos creen que podría tener efectos adversos. Es más, existen investigaciones que relacionan que la enfermedad de las encías o la pérdida de dientes se asocian con la contracción del hipocampo, la zona del cerebro que tiene que ver con la memoria y el aprendizaje.
No obstante, Chia-Shu Lin explica que más allá de esta asociación que han encontrado entre demencia y salud bucal existen otros factores que deben ser considerados, pues resalta que “con la demencia, los pacientes se deterioran en su capacidad de autocuidado. Los pacientes con alzhéimer sentirán dificultad para cepillarse los dientes, lo que afecta de forma negativa a su salud dental y a la función cognitiva. Esto puede provocar un círculo vicioso que agreve aún más una salud ya comprometida”.
Aunque los estudios en general apuntan directamente hacia una asociación bastante clara, “no aclaran la relación causa-efecto entre los factores”, además de afirmar que no se puede afirmar que el buen cepillado y cuidado bucodental vaya a prevenir la demencia. Pero lo que ve claro es que la población debe ser consciente de la correlación existente entre la salud bucal y las capacidades cognitivas.