Hace tiempo que los dientes se han convertido en una preocupación estética, sobre todo a partir de los50 años, cuando el esmalte de las piezas dentarias pierde brillo y calidad. Una sonrisa blanca y con las piezas bien alineadas es el mejor tratamiento de imagen. Sin embargo, obsesionarse por mostrar la mayor blancura posible es algo patológico y responde a un nombre concreto: blancorexia.
La blancorexia es la obsesión por conseguir unos dientes más blancos haciendo uso para ello de tratamientos agresivos que pueden ser perjudiciales para la dentadura y para la boca. Los odontólogos detectan fácilmente el trastorno cuando un paciente pide repetidamente tratamientos de blanqueamiento dental.
Diagnosticado el trastorno, los profesionales suelen remitir a estos tipos de pacientes al psicólogo. El hecho no es que haya solo un problema sobre la percepción de la propia imagen, sino que realizar de manera habitual procesos para aclarar el esmalte dental tiene riesgos para la salud. Por otra parte, no siempre es posible realizarse uno de estos tratamientos, más aún si existen implantes o coronas.
Para realizarse un blanqueamiento es necesario tener una boca sana. Si hay caries o problemas de encías, primero hay que solucionar esas patologías. Si, además, hay dientes sensibles, seguramente no se podrá hacer el tratamiento, de por sí, algo agresivo.
Tampoco es efectivo con la dentadura postiza, coronas dentales, fundas o rellenos. Las manchas dentales producidas por antibióticos tampoco responden al blanqueamiento y, si lo hacen, se necesitará un tiempo considerable para eliminarlas.
Como todo tratamiento estético, el blanqueamiento dental puede tener algunos efectos secundarios, la mayor parte de ellos son de carácter temporal. Los más comunes son sensibilidad en los dientes al calor o al frío, dolor de garganta, encías.
En cualquier caso, si estos síntomas persisten más de un par de días, es imprescindible acudir a la consulta del dentista. No hay evidencia que sugiera que el blanqueamiento dental es perjudicial para las encías, pero el efecto a largo plazo aún está en fase de estudio.
En los últimos años, se han puesto de moda packs de blanqueamiento doméstico, pero no todos son igual de seguros. "El blanqueamiento dental casero se presenta principalmente de tres formas: jeringuillas rellenas de gel, tiras recubiertas de gel y pinceles para pintar el blanqueador. Sea cual sea el método, hay que tener en cuenta algunos puntos antes de comprar cualquier producto o someterse a cualquier tratamiento", explica el doctor Khaled Kasem, jefe de ortodoncia de Impress.
Realizarlos sin la supervisión de un profesional puede provocar quemaduras, ya que las férulas de estos kits suelen se de talla única, por lo que es probable que el gel se derrame sobre la boca o la piel. Además, "si estás aplicando productos químicos peligrosos y éstos están destruyendo el tejido de tus encías, es algo que no tiene vuelta atrás y eventualmente perderás tus dientes", insiste este experto.
La mayoría de los kits de blanqueamiento caseros contienen peróxido de hidrógeno, pero algunos otros contienen dióxido de cloro, el mismo ácido que se utiliza para limpiar las piscinas. Este producto químico elimina las manchas de los dientes para darles ese precioso brillo blanco, pero a menudo también elimina su esmalte. ¿El resultado? Posibles cortes y llagas en las encías.