El cepillado de dientes es un gesto clave para nuestra salud que hay que repetir diariamente y varias veces al día. Mantener una boca limpia ayuda a que nuestro organismo se mantenga fuerte y saludable, más de lo que creemos, por eso hay que cepillarse los dientes tras las comidas o, como mínimo, tres veces al día para retirar los restos de comida y mantener la boca impoluta. No obstante, al igual que con el cepillo no es suficiente, también hay que saber cómo hacer el cepillado para que realmente sea efectivo y no se nos quede, por ejemplo, un mal aliento.
Junto al cepillado nunca hay que olvidarse del hilo dental, que permitirá retirar los restos que queden de entre los dientes para terminar de rematar la limpieza, ni del enjuague, que también ayudará y dará un aliento mucho más fresco.
Sin embargo, de nada sirve todo este proceso si no hacemos un buen cepillado, que es en lo que ha incidido un odontólogo, Daz Singh, en una entrevista con el diario británico Mirror. De no hacerlo bien, nuestra boca puede quedar más o menos limpia, pero no nos vamos a librar de un aliento desagradable.
La boca es mucho más que los dientes, es lo que más destaca y por eso nos centramos en ellos, pero eso hace que nos olvidemos de otras zonas igual de importantes si queremos mantener una salud bucodental perfecta. “Cepillarse los dientes es una parte importante para mantener una buena higiene bucal, pero es importante incluir la lengua y la parte interna de las mejillas en la rutina”, señala el experto.
Estas dos zonas pueden llegar a “albergar una gran cantidad de bacterias, partículas de alimentos y células muertas”. Por tanto, si se descuidan esas zonas, las bacterias pueden amplificarse y contribuir a tener un mal aliento o a tener otros problemas bucales.
Lo correcto es que durante el cepillado se raspe la lengua para poder eliminar las bacterias que más tarde pueden ser las responsables del mal aliento. En todo caso, también hay que seguir con el cepillado en las encías y en la zona interna de las mejillas, donde se puede acumular placa que puede contribuir a la aparición de caries, a la inflamación de las encías, o incluso en casos más graves, producir gingivitis.