La disfunción eréctil está dejando de ser un tema tabú y tratarse con una mayor naturalidad, lo que supone que la sexualidad masculina sea cada vez más saludable. Sin embargo, es una patología con una alta incidencia en nuestro país que, como con otras enfermedades, aumenta con la edad. “Si bien entre los 25 y los 40 años es del 8,5%, a partir de los 70 años es superior al 50% de la población masculina. Esto supone que el 12% de los hombres de nuestro país tienen problemas para mantener una erección” explica Melanie Fernández Lago, fisioterapeuta especialista en Uroginecología y Suelo Pélvico de Onelife Center.
Las causas por las que se puede padecer disfunción eréctil son múltiples: edad; problemas vasculares; diabetes melitus; hipertensión; estrés y depresión (cuanto más grave es la depresión mayor es la impotencia, llegando a ser del 90% en los varones con depresión grave); haberse sometido a una prostactectomía; tratamientos para el cáncer como la radio y la braquiterapia; tratamientos farmacológicos con ansiolíticos, anticolinérgicos, opiáceos, estrógenos y andrógenos, entre otros; y también, aunque más desconocida, la debilidad del suelo pélvico.
“El suelo pélvico masculino está formado por una serie de músculos que intervienen directamente en el mantenimiento de la erección y la eyaculación del líquido seminal. Son concretamente los músculos isquiocavernoso y el bulbocavernoso. Concretamente, el bulbocavernoso, se proyecta hacia el dorso del pene, comprimiendo la vena dorsal del mismo y evitando así que se produzca la fuga venosa y, por lo tanto, la pérdida de la turgencia del pene. Por este motivo, si existe alguna afectación funcional en el plano del suelo pélvico, puede verse afectada la función sexual” añade la fisioterapeuta de Onelife Center.
Los factores de riesgo asociados a la debilidad del suelo pélvico masculino son el sedentarismo, tabaquismo, diabetes, sobrepeso, patología respiratoria, estreñimiento, el levantamiento excesivo de cargas (en el que no existe una buena gestión de la presión abdominal) y procesos quirúrgicos de la región abdominal o pelviperineal.
En el caso de la disfunción eréctil o impotencia, es muy importante una buena historia médica, en el que se pasen cuestionarios como el IIEF (Índice Internacional de la Función Eréctil) y el SHIM (Índice de Salud Sexual para el Varón), que se valoren los factores de riesgo y se realicen las pruebas complementarias necesarias por parte del médico especialista (análisis de sangre y orina, así como ecografía). “En el caso de que exista una causa funcional del suelo pélvico relacionada con esta disfunción, en la consulta de fisioterapia de suelo pélvico, se realizará una historia clínica completa y una exploración física exhaustiva del complejo lumbopélvico (evaluar el estado de los tejidos, así como su funcionalidad, utilizando herramientas como la electromiografía de superficie y la ecografía funcional). Es importante señalar, que en este tipo de casos el abordaje interdisciplinar en el que urología, psicología, nutrición y fisioterapia vayan de la mano, será fundamental para su recuperación” afirma Melanie Fernández.
Los ejercicios no son exactamente los mismos que se realizan en el caso de la debilidad de suelo pélvico femenino, ya que existen algunas diferencias, entre ellas las anatómicas. Sí que es verdad que, en una contracción del suelo pélvico de una manera global, la orden será la de querer cortar el chorro de la orina o la de aguantar las ganas de un gas, pero si queremos trabajar de manera más específica el plano superficial, la orden será distinta, por ejemplo, pedir que intente retraer el pene. Además, el uso de electroterapia a nivel del pene, estimulación a base de vibración y el uso de la bomba de vacío como herramientas para mejorar la funcionalidad de esta región, en combinación con cambios de hábitos y ejercicio de fortalecimiento de la región lumbopélvica, conseguirán el fortalecimiento del suelo pélvico de los hombres.
Es importante también, tener en cuenta, que para que un suelo pélvico sea funcional y esté en buenas condiciones será fundamental integrarlo dentro de nuestra rutina de ejercicio. Además, será importante que se trabaje de manera adecuada todo el complejo lumboabdominopélvico, para que la gestión de la presión intrabdominal sea la adecuada.
Sin embargo, únicamente con los ejercicios no se va a conseguir una resolución de los síntomas. Es fundamental el apoyo psicológico y farmacológico, junto con la supresión de los factores de riesgo y unos hábitos de vida saludable, para que la mejora de los síntomas sea significativa.