Más allá del caso Biden: cómo detectar síntomas de demencia en tus padres a tiempo para tratarlos

¿Debería Joe Biden retirarse de la carrera por la presidencia de EEUU? Es la pregunta que sobrevuela las tribunas políticas de todo el mundo tras la debacle de su debate contra Donald Trump. La desorientación, lentitud y titubeos del presidente en ese cara a cara ha hecho saltar todas las alarmas dentro del Partido Demócrata, mientras que desde la Casa Blanca niegan que el mandatario padezca alzhéimer o alguna otra forma de demencia.

Sin embargo, es bastante frecuente que personas con la edad de Biden, 81 años, a menudo olviden nombres, confundan hechos o pierdan el hilo de las conversaciones. Pueden ser lapsus, pero también pueden ser algo más. La demencia senil, es decir, el deterioro de la función cognitiva más allá de las consecuencias del envejecimiento normal, afecta a unos 50 millones de personas en todo el mundo. Y la cifra probablemente alcanzará los 82 millones dentro de una década, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Entre un 5 y 8% de la población general de más de 60 años sufre demencia en algún momento. Y aunque de momento no hay una cura para este tipo de enfermedades, la detección temprana es crucial. Cuanto antes se diagnostique, más eficaz resultarán el tratamiento que permite ralentizar su avance. Por eso es importante que los familiares estén atentos a las señales de advertencia de una demencia, siendo la más común de estas enfermedades el alzhéimer. En ese sentido, la Azheimer's Association ha creado una lista de síntomas precoces que se pueden experimentar en distintos grados:

Pérdidas de memoria

Se trata del síntoma más común, asociado sobre todo con el alzhéimer, que representa el 60-70% de los casos de enfermedades neurodegenerativas. Aquí se tiende a olvidar la información recién aprendida. La persona repite conversaciones, olvida fechas o eventos importantes, no sabe dónde ha dejado objetos. Depende de ayudas como notas o los familiares para hacer las cosas que antes hacían solos. Sin embargo, cosas como olvidarse de vez en cuando de nombres o citas pero acordarse de ellos después son cambios típicos relacionados con la edad.

Dificultad para resolver problemas

Algunas personas también experimentan cambios en su habilidad de desarrollar y seguir un plan o trabajar con números. Pueden tener dificultad para completar tareas que ya conocen, como seguir una receta, o para resolver problemas simples, como calcular la vuelta de una compra. En general, pueden tener problemas en concentrarse y les puede costar más tiempo hacer las cosas.

Desorientación de tiempo o lugar

Es posible que las personas afectadas por una demencia se olviden de las fechas, estaciones y el paso del tiempo. Pueden tener dificultad en comprender algo si no está en proceso en ese instante. Es posible que se les olvide a veces dónde están y cómo llegaron allí. También que no puedan determinar qué día es o que tengan dificultades para llegar a un lugar que visita con frecuencia.

Trastornos en el lenguaje

Los trastornos del lenguaje son frecuentes en estas circunstancias. Las personas afectadas, sobre todo por el alzhéimer, pueden tener problemas para seguir o participar en una conversación. Tienen dificultades para encontrar palabras o cometen errores al expresarse por cambiar unos vocablos por otros, cosa que puede darse tanto al hablar como al escribir.

Colocación de objetos fuera de lugar

Las personas que viven con alzhéimer u otra demencia suelen colocar cosas fuera de lugar. Pueden perder cosas y no ser capaz de desandar sus pasos para encontrarlas. No es raro que acusen a los demás de robarles. Y esto puede ocurrir con más frecuencia con el paso del tiempo.

Disminución del buen juicio

Las personas acechadas por algún tipo de demencia pueden experimentar cambios en el juicio que les llevan a tomar malas decisiones. Por ejemplo, es posible que regalen grandes cantidades de dinero a las personas que venden productos y servicios por teléfono. También puede ocurrir que presten menos atención al aseo personal.

Cambios en la personalidad

Las personas que padecen algún deterioro cognitivo pueden cambiar su conducta y personalidad habitual. Por ejemplo, pueden mostrarse desinhibidas o impulsivas cuando hasta ese momento no eran así; o al contrario, personas que siempre fueron abiertas y extrovertidas pueden empezar a manifestar actitudes más apáticas, tímidas y silenciosas. También pueden enfadarse fácilmente en casa, en el trabajo o con los amigos.