"La vida empieza despertando y amando el rostro de la madre", dijo la escritora británica del XIX Mary Ann Evans. Lo que quizás no sabía es que ese vínculo maternofilial puede albergar la clave para vivir más años. Al menos así lo atestigua un grupo investigador de la Universidad de Cornell, en Nueva York (EEUU), que ha llegado a la conclusión de que los mimos maternos prolongan la salud y, por tanto, la esperanza de vida de los hijos. Otra cosa es que baste con ellos para llegar a los100 años, pero eso queda fuera del propósito de dicho estudio.
"Uno de los aspectos verdaderamente misteriosos de los humanos es que vivimos vidas tan largas en comparación con muchos otros mamíferos", expresa Matthew Zipple, uno de los autores de la publicación incluida en el último número de las Actas de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos. Buscar una explicación a esa mayor longevidad de los humanos está en el origen de esta investigación.
La observación de primates y otros grupos biológicos en el reino animal llevó a la conclusión de que aquella especies en las que las crías dependen de la presencia de su madre para sobrevivir -como los elefantes, las ballenas o las hienas- a largo plazo tienden a desarrollar una vida más larga y un ritmo de vida más lento. Ese vínculo impacta, según los investigadores, no sólo en la longevidad, sino también en la frecuencia con que las especies mantienen relaciones sexuales.
A medida que analizaron este vínculo, se dieron cuenta de que estos animales "tienen vidas más largas. Cuando así ocurre, curiosamente, funcionan también más como los humanos desde el punto de vista sexual. Es decir, que tienen menos sexo y se reproducen menos", afirma Zipple.
Con esta información, los científicos de Cornell han elaborado un modelo matemático universal que demuestra la relación entre la supervivencia materna y la aptitud de su descendencia, por un lado, y el ritmo de vida por otro. Su objetivo es que pueda ser empleado por los ecólogos para predecir cómo los cuidados maternales impactan en la evolución de la esperanza de vida de una especie.
En realidad, la investigación se basa en la conocida hipótesis de las madres y las abuelas, una idea latente en la comunidad científica desde los siglos XVIII y XIX y que sostiene que los descendientes tienen más probabilidades de sobrevivir cuanto más presentes estén en sus vidas las mujeres de las generaciones más mayores de la familia. Un planteamiento, que según los firmantes de este estudio, explicaría el sentido natural de la menopausia, es decir, la detención del ciclo reproductivo para permitir a las hembras mayores concentrarse en el cuidado de los nietos.
Muchos otros estudios han demostrado la importancia de los abrazos y las carantoñas en la infancia. Una publicación reciente de la revista 'Journal of epidimiology & community health' recogida por Aldeas Infantiles SOS concluía que aquellos que recibieron más afecto por sus padres y madres de pequeños reducían su angustia siendo adultos. Algunos de los beneficios del cariño en el desarrollo emocional y en la personalidad de los niños son los siguientes: