Tiene 102 años, pero aparenta muchos menos. Nadie diría que Deborah Szekel, una escritora, activista y filántropa estadounidense, es centenaria. Nombrada Madrina de Bienestar por el Huffington Post, disfruta de unos 102 años plenos de energía.
Para Szekel, no hay secretos: para alcanzar esta longevidad centenaria se trata de mantener el ritmo de vida de cuando era mucho más joven. En su caso, trabajar tres días a la semana en el gimnasio y spa que creó junto a su marido, fallecido haca ya unos años, una proeza de la que las redes se han hecho eco:
Además del trabajo, hay otros hábitos que la mantienen en forma.
Los últimos estudios sobre longevidad señalan que las relaciones sociales de calidad marcan la diferencia. Este es uno de los puntos que más ayudan a Deborah. Para ella, según apunta, su trabajo, que cuenta con un alto componente de intereacción social, le permite mantener su cerebro activo y reforzar su salud mental y física.
El hecho de tener que interaccionar con los clientes o de tener que tomar decisiones junto a su hija le hace estar en el mundo y tener que comportarse como si tuviera menos edad. Como diría Clint Eastwood a sus más de 80, no permite que la persona mayor o anciana tome el mando.
A Deborah también le preocupa mantener su cerebro a punto. Por esa razón, lee mucho y trata de hablar en varios idiomas como son el francés y el español.
La alimentación es un capítulo clave en su rutina diaria. La empresaria sigue una dieta estricta, rica en granos integrales, pescado y verduras. También se declara partidaria de la dieta vegetariana, y, aunque no es vegetariana estricta, apenas come carne roja.
Curiosa insaciable, se atreve a probar nuevos sabores, olores y texturas. De esta forma, explica, el cerebro trabaja e incorpora nuevas experiencias, nuevas rutas cognitivas.
El ejercicio al aire libre es otro de sus hábitos estrella. Intenta caminar una media de 1,60 kilómetros al día, sin dejar de lado otras actividades, como el pilates, la bicicleta y la natación.
La empresaria intenta mimar el cuerpo, pero también la mente. Es conocida por frecuentar cines, teatros y espectáculos de ópera. Sin duda, ha hecho suyo el famoso axioma de 'Mens sana in corpore sano'. Una mente y un cuerpo que, pasados los 100, recuerdan mucho a los de Paquita Salguero, la entrañable gallega que también superó los 109 años.