Diente de león: beneficios, contraindicaciones y cómo tomarlo

El diente de león es una planta que crece salvaje por doquier: en jardines, montes y bordes de caminos. Quien más y quien menos ha cogido uno del campo para soplar sus semillas pidiendo un deseo. Se trata de una flor medicinal, que sirve ante problemas digestivos, de los riñones, hígado y gastritis. También ayuda a limpiar la sangre.

En la medicina popular de la Antigua Grecia se apreciaba por sus propiedades contra las molestias estomacales, mientras que en la edad media los sanadores utilizaban su jugo lechoso para tratar las enfermedades oculares.

La Cambridge University Press asegura que el diente de león es una fuente rica en nutrientes y compuestos biológicamente activos. Sus raíces y hojas contienen vitaminas como el complejo A, K, C y B, así como minerales como calcio, magnesio, potasio, zinc y hierro. Además, aporta micronutrientes, fibra, lecitina y colina. Sus propiedades abarcan desde ser un inmunomodulador hasta estimulante digestivo, prebiótico, estimulante de insulina, antiinflamatorio, antiangiogénico, antineoplásico y demulcente.

Por lo general, la dosis clásica empleada de diente de león varía según la forma en que se consuma. En el caso de la raíz seca, el consumo estándar es de 2 a 8 gramos 2 a 3 veces al día. Por su parte, el extracto es de 250 miligramos 3 a 4 veces al día. Por lo general, la planta se consume en infusión y ensaladas. Sin embargo, también está disponible en extractos y suplementos que deben tomarse bajo supervisión médica.

Para qué sirve el diente de león

  • Retención de líquidos: tiene un efecto directo sobre las vías urinarias, ayuda a eliminar líquidos rápidamente en personas con tendencia a retener agua. Es un potente diuréticos y antisépticos para la cura de infecciones urinarias frecuentes como la cistitis. Está indicado para combatir los edemas, la retención de líquidos y el sobrepeso por acumulación de líquidos.
  • Alivia las afecciones de la piel de carácter infeccioso: tiene capacidad calmante y depurativa, propiedades que pueden ser aprovechadas para condiciones de la piel. Combate el deterioro y envejecimiento de la piel y supone un buen remedio para facilitar la eliminación de impurezas, como los eccemas, dermatitis, acné, forúnculos, urticarias y herpes, en aplicaciones por vía interna y externa.
  • Ayuda con las digestiones difíciles: estimula la secreción de jugos gástricos estomacales, lo que facilita la digestión. Es buen aliado como infusión después de comer comidas abundantes. Funciona como laxante y asociado a otras hierbas de propiedades similares, se usa para aliviar el estreñimiento crónico. A causa de su potencial amargo, el diente de león se ha usado tradicionalmente para estimular el apetito.
  • Limpia las vías respiratorias: cuando se alojan bacterias patógenas en las vías respiratorias, sea desde garganta hasta pulmones, las vaporizaciones de diente de león son calmantes y antimicrobianas.
  • Alivia el dolor de riñones: cuando se hace esfuerzo de más, cuando hay problemas para orinar, o cuando hay piedras en los riñones, puede usarse el diente de león gracias a que opera directamente en este órgano.
  • Beneficios para el corazón: Como diurético potente y vasodilatador, el diente de león es un apoyo válido para mantener los niveles de tensión sanguínea a raya y para prevenir a la larga la aparición de trastornos vasculares. Se incluye igualmente en tratamientos para la diabetes mellitus del tipo 2.
  • Beneficios para el cabello: Por su aporte en vitaminas A y del grupo B, el diente de león se destina también a fortalecer las raíces del cabello y como remedio natural para prevenir su caída de forma prematura.

No está exenta de contraindicaciones y efectos secundarios

El diente de león no debe utilizarse nunca en caso de problemas biliares sin la supervisión de un médico y está contraindicado en caso de obstrucción de las vías biliares. Debido a que contiene sustancias amargas, el diente de león estimula la producción de jugo gástrico, por lo que a ciertas personas puede causarles molestias gástricas e hiperacidez.

Los efectos secundarios del diente de león son poco frecuentes en adultos sanos que lo consumen de forma moderada. A menudo, estos ocurren por un consumo excesivo o porque la persona presenta alguna reacción alérgica a la planta. De acuerdo con una publicación en National Library of Medicine, dichos efectos incluyen diarrea y malestar gastrointestinal, acompañado de acidez estomacal, gases y dolor. También puede causar alergias, con síntomas como picor, ojos irritados, boca seca o con mucha saliva.