Suele decirse del cuerpo humano que es una máquina compleja. A lo largo de los años se ha investigado en profundidad, llegando a entender cada vez mejor cómo funciona, pero todavía es capaz de asombrar a quienes lo estudian y, sobre todo, a quienes, por curiosidad o por azar, descubren algo nuevo que hasta el momento desconocían.
Algunos datos son curiosos, como el hecho de que el cerebro pesa de media 1,4 kilos, otros son ideales para sorprender durante una conversación distendida, como saber que el pelo crece unos quince centímetros de media al año. Puede ser interesante saber que el músculo más fuerte es el glúteo mayor y seguro que alguien encuentra apasionante saber que producimos entre uno y dos litros de saliva al día.
Detalles que no cambian nuestro día a día, pero que ayudan a aumentar nuestro conocimiento del cuerpo, aunque no nos expliquen nada sobre su funcionamiento. Datos ideales para las mentes más curiosas, las mismas que seguramente se han planteado en alguna ocasión qué motivos hay para que las palmas de las manos y las plantas de los pies sean más claras que el resto de la piel que las cubre.
Esto es algo que es más evidente en las personas de piel morena porque, en aquellos que no suelen ponerse morenos ni siquiera en verano, no existe tanta diferencia. No obstante, es algo que puede llegar a despertar la curiosidad de muchas personas, al fin y al cabo, tiene que haber un motivo para que esa zona del cuerpo sea más blanca que el resto de la misma. De hecho, estas dos zonas del cuerpo son las únicas que no se ponen morenas.
Si bien podríamos pensar que es porque sobre ellas inciden menos los rayos del sol, en el caso de las plantas de los pies, prácticamente nunca, el motivo real por el que pasa esto es la melanina. Este pigmento nos protege frente al sol y, del mismo modo que es el responsable de que nos pongamos morenos, es también quien hace que estas dos partes del cuerpo no lo hagan.
La piel de las palmas de las manos y las plantas de los pies es mucho más gruesa que la del resto del cuerpo, hasta el triple, por lo que los melanocitos, que son las células que producen y contienen la melanina, no llegan a ser alcanzados por los rayos ultravioleta, porque se encuentran en la última capa de la dermis. Estos melanocitos no producen tanta melanina, lo que hace que estas zonas no se pongan morenas; en el resto, los melanocitos sí que son alcanzados por los rayos solares, produciendo la melanina que hace que la piel luzca morena.
Aunque no se pongan morenas, también pueden quemarse por el sol, por lo que no conviene olvidarlos a la hora de extender el protector solar, sobre todo en la zona de los pies, porque las manos tienen contacto con él al ponerlo en el resto del cuerpo.