Cada año entre 110.000 y 120.000 personas sufren un ictus en España, de los cuales alrededor del 50% queda con secuelas o fallecen, según la Sociedad Española de Neurología (SEN), que destaca que es la principal causa de muerte en mujeres. Conocer los síntomas es clave para cogerlo a tiempo y acudir a los profesionales para que queden el menor número de secuelas posible. En todo caso, es esencial realizar un adecuado proceso de recuperación, y ahí el taichí puede tener un papel clave según revela un estudio publicado recientemente.
La investigación que ha visto la luz en y se ha publicado en Stroke, revista científica de la Asociación Americana del Ictus, señala que en las personas que superan un ictus hacer taichí sentados mejora la fuerza de sus brazos y manos, así como la amplitud de movimiento de sus hombros, el control del equilibrio o las actividades del día a día y los síntomas de la depresión.
El taichí es un arte marcial de origen chino que poco a poco se ha ido expandiendo y que actualmente se practica en cualquier zona del mundo con miles y miles de adeptos que lo han convertido en una de las artes marciales más practicadas del mundo. Su práctica consiste en realizar movimientos lentos de brazos, cuello o tronco junto con una respiración lenta y controlada.
Tras sufrir un ictus las directrices principales es iniciar un proceso de rehabilitación a los pocos días que se extienda varios meses. El problema es que no todos los pacientes que superan el accidente cerebrovascular lo hacen, lo que puede repercutir en su movilidad perdiendo estabilidad física o fuerza en sus brazos. Por eso mismo, entrenamientos de fuerza y de flexibilidad se convierten en prioritarios, y ahí es donde el taichí puede ser de ayuda.
El estudio se realizó en dos hospitales diferentes de China con 160 adultos de 63 años de media que habían sufrido un primer ictus isquémico en los seis meses anteriores y contaban con un buen uso de al menos un brazo. "Hemos revisado los movimientos del taichí para las personas con debilidad o parálisis parcial de las extremidades. Está adaptado para que los participantes puedan mover un brazo con la ayuda del brazo sano", explicaba Jie Zhao, el doctor y autor principal del estudio.
Para la investigación, la mitad de los sujetos se sometieron a un programa de taichí sentados y la otra mitad a un programa estándar de ejercicio de rehabilitación del ictus y a todos ellos se les midió la función física y su estado psicológico. Tras todo ello, los autores vieron cómo el grupo que hacía taichí había logrado una mejor función de manos y brazos, al igual de mayor control del equilibrio sentados. No solo eso, también se detectó una reducción en los síntomas de la depresión y una mejor calidad de vida.
"El taichí sentado puede practicarse en una silla o en una silla de ruedas y es muy cómodo, ya que puede hacerse en casa. La práctica del programa no cuesta casi nada y no requiere ningún equipo especial ni tiempo de desplazamiento", explicaba Jie Zhao.
Conocer los principales síntomas de un ictus es fundamental para tratarlo a tiempo: