La idea de crear un carnet de inmunidad frente a la Covid-19 no es nueva. Ha sido objeto de debate ya desde marzo, cuando la información acerca del virus y la inmunidad ante él era mucho más escasa. Y ha vuelto a la conversación con más fuerza con la llegada de las vacunas. ¿Tiene sentido facilitar estos carnet a modo de cartilla de vacunación para propiciar el acceso a viajes, a trabajos o a eventos multitudinarios? ¿Qué dilemas plantea a nivel científico y social? Lo investigamos a través de los argumentos a favor y en contra que han lanzado personalidades y expertos en materia.
Sumar al pasaporte común uno de salud digital. Esa es la propuesta en forma de aplicación (Common Pass) que la organización sin fines de lucro Commons Project Foundation ha desarrollado en colaboración con el Foro Económico Mundial. Su objetivo es uninificar y universalizar la documentación que acredite los resultados de la prueba PCR que se exigen en diferentes países para viajar así como las vacunas. Y su ejemplo ilustra bien la idea que desde administraciones de diferentes países y regiones, como son los casos recientes de Reino Unido o Andalucía, se están barajando.
La administración de Juanma Moreno ya ha declarado que trabaja en la creación de un documento o código QR que valide si el portador está vacunado. Y aseguraba que para asistir a eventos con grandes aglomeraciones o para viajar, este tipo de cartilla, que puede ser "una PCR negativa en las últimas 70 horas o que estés vacunado", abriría las puertas al ciudadano. Recordando que la vacunación es voluntaria y gratuita y que, de momento hasta marzo de 2021, en España tendrán opción a recibirla las personas que están en los grupos de riesgo( residentes y personal sanitario y sociosanitario que trabaja en residencias de personas mayores y de atención a grandes dependientesm, personal sanitario y sociosanitario de primera línea, otro personal sanitario y sociosanitario y grandes dependientes).
Otro defensor reciente de esta fórmula ha sido Daniel López Acuña. El epidemiólogo y ex directivo de la OMS apuntaba en una entrevista con Onda Vasca que se debe "vacunar intensivamente al mayor ritmo que se pueda". Como si fuera "una operación militar, sin cesar, todos los días", con la intención de que a final de verano se pueda hablar de inmunidad de grupo. Y para reafirmar la medida, se ha posicionado a favor de la expedición de "carnés de inmunidad" una vez que se alcance esa vacunación generalizada. Su justificación apunta a que se siga la fórmula que se ha usado con otras enfermedades, como la viruela, para permitir los viajes. "No es una amenaza para la libertad, está en el reglamento sanitario internacional, lo que ocurre es que se nos ha olvidado", argumentaba.
Mientras en abril expertos como Ildefonso Hernández, ex director general de Salud Pública de España (2008-2011) y portavoz de la Sociedad Española de Salud Pública (Sespas) o I. Glenn Cohen, experto en políticas de Derecho de la Salud y Bioética de la Universidad de Harvard, aseguraban a BBC Mundo que expedir estos carnets bajo el nombre de 'cartilla de inmunidad' y partiendo de una PCR negativa era irresponsable a nivel científico pues no es factible garantizar la duración de la inmunidad y los anticuerpos y lo tachaban de "imprudencia". Ahora, reutilizando el término pero supeditado a la vacunación surgen otros interrogantes que no apelan solo al aspecto científico e inmunológico.
En España, los sindicatos han subrayado la brecha socioeconómica y de desigualdad que la expedición de los carnets de vacunación pueden acarrear. Una ventaja para los vacunados y un hándicap para los que no. Desde Comisiones Obreras recordaban que, según el artículo 22 de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, todo lo relativo a la salud es voluntario. Por tanto no debería ser condicionante a la hora de acceder a un puesto de trabajo. Sin embargo, el Consejo Económico Europeo apunta en dirección contraria, considerando que el empresario debe ser libre de incluir la vacunación entre los requisitos para acceder a un puesto.