Hace cosa de un año España se unía a otros países de nuestro entorno, como Países Bajos o Bélgica, y aprobaba una Ley de eutanasia, una norma que regula el derecho de cualquier individuo a solicitar y recibir la ayuda necesaria para morir en casos concretos. Sin duda, una Ley con simpatizantes, pero también con muchos detractores, que ha vuelto a la actualidad con el actor Alain Delon, que a sus 86 años ha solicitado la eutanasia. Ahora, el diario El País publica la carta de una mujer que acaba de recibir la eutanasia en España y relata cómo ha sido todo el proceso.
"Me llamo Estrella López Álvarez. Desde hace 34 años padezco una esclerosis múltiple y hoy, tras cuatro meses de un auténtico calvario de ensañamiento administrativo, habré conseguido hacer realidad mi derecho a dejar de vivir en sufrimiento. Hoy me aplicarán la eutanasia", comienza relatando la mujer en su carta en El País.
"He vivido 57 años", prosigue para continuar diciendo que ha "sido feliz y me gusta la vida. Quiero a mi marido y adoro a mi hijo. Tengo buena gente a mi alrededor. No me pesa la vida, pero desde un año para acá mi vida ya no es vida. Mi amor por la vida no encaja con 'esta' vida".
López Álvarez explica a continuación que ha convivido durante años con su enfermedad, teniendo épocas mejores y otras inevitablemente peores, aunque desde hace más de un año ya no es capaz de valerse por ella misma y necesita ayuda para cualquier actividad de su día a día y no disfruta de ninguna de ellas. "Mi vida se ha convertido en una experiencia de sufrimiento constante e intolerable".
"Llevaba más de un año esperando que se aprobara la Ley de eutanasia y cuando entró en vigor tenía la intención de solicitar la ayuda para morir", contaba la mujer antes de explicar que tuvo que esperar varios meses debido, según ella, al incumplimiento de los plazos legales "para habilitar la prestación efectiva de este derecho" de la Junta de Andalucía. No obstante, cuenta que en noviembre presentó su solicitud, "pero muy pronto empiezan a aparecer una serie de indecisiones y una sucesión de demoras solo explicables por la incompetencia y la falta de humanidad de una Administración".
"Tomar la decisión de morir no ha sido nada fácil, ni para mí ni para mi familia y una vez tomada y asumida, haber tenido que sortear una carrera de obstáculos y dilaciones, cuando no vejaciones o intromisiones en la intimidad de mi pena y de la de los míos, ha sido añadir sufrimiento al sufrimiento. Durante estos cuatro meses me he sentido juzgada reiteradamente, he soportado que se pusiera en duda mi experiencia de sufrimiento, me he sometido a un examen psiquiátrico injustificado. Mis últimas semanas de vida han sido todo lo contrario de la experiencia de paz, sosiego y afectos que imaginé".
Tras acabar con todos los trámites, tenía todo preparado para su despedida, incluso la visita de su hijo que vive fuera de España. Pese a ello, la Dirección Médica del hospital le hizo saber poco antes que la eutanasia debía ser un sábado y que no podía ser ni el anterior a Semana Santa o el de esa semana. Es decir, o el día 2 o el 23 de abril. "Propongo recibir la ayuda médica a morir en mi propia casa en una fecha menos precipitada, pero en esa opción no podía contar con una asistencia facultativa. Sin comentarios", denuncia en la carta.
"Quiero dejar constancia de mi satisfacción como ciudadana por vivir en un país que me reconoce por ley la libertad de decidir sobre mi propia vida en situaciones de sufrimiento extremo. Sin ella seguramente me hubiera visto obligada a tomar una decisión completamente anómala. Paradójicamente una ley que trataba de paliar el llamado ensañamiento terapéutico ha acabado enredada en otro tipo de ensañamiento, el ensañamiento administrativo".
"Espero que mi testimonio ayude a quienes vengan detrás. Buena suerte".