¿Y si nuestro temperamento viniera marcado de serie, en el propio cuerpo, más que en las emociones? Para la psicóloga Laura Rojas Marcos, el temperamento es genético, así que el cuerpo tiene mucho que decir en nuestras reacciones. Esta idea de la unidad entre cuerpo y mente viene del principio de los tiempos y hoy ha asomado en este hilo de Twitter:
Aparte de la etimología de la palabra 'humor', la teoría de los cuatro humores hoy pertenece a la arqueología médica, pero fue un concepto plenamente vigente en Grecia y Roma. Arranca con Hipócrates (460 AC-377 AC), se desarrolla ampliamente con Galeno (130 – 216) y llega hasta el siglo XVII, aunque sigue teniendo adeptos hasta mediados del siglo XIX.
Según la teoría de los humores, el cuerpo humano se compone de cuatro sustancias básicas ('humores' o secreciones) que deben mantenerse en equilibrio entre estos para evitar todo tipo de enfermedades, tanto físicas como mentales. De esta forma, la aparición de enfermedades o discapacidades serían el resultado de un exceso o déficit de alguno de estos cuatro líquidos o humores.
Con el avance de los descubrimientos médicos, empezó a pensarse que cada uno de estos humores aumentaba o disminuía en función de la dieta y la actividad del individuo. Cuando un paciente sufría un desequilibrio de líquidos, su personalidad y su salud se veían afectadas.
Los humores fueron identificados como bilis negra, bilis amarilla, flema y sangre. Había una estrecha relación en entre los humores y los cuatro elementos: el fuego, el aire, el agua y la tierra, y además a esta relación se le atribuían otras tantas cualidades: caliente, frío, húmedo y seco. En el fondo, estos conceptos eran muy similares a los del Ayurveda o medicina tradicional india. Según los preceptos ayurvédicos, las personas tenemos doshas predominantes que prefiguran nuestro estado. Estas doshas son vata (aire), kipa (fuego) y kapha (agua), a las que corresponden un tipo físico y emocional.
El filósofo griego Teofrasto elaboró un estudio donde relacionaban dichos humores con el carácter de las personas. En sus escritos aparecen cuatro temperamentos: aquellos individuos con mucha sangre eran sociables; aquellos otros con mucha flema eran calmados; aquellos con mucha bilis eran coléricos y aquellos con mucha bilis negra eran melancólicos.
De esta manera podemos clasificar a los seres humanos por su temperamento de esta forma