15 de diciembre. Es la fecha en la que se empezará a vacunar a los menores de entre 5 y 11 años en nuestro país. Este lunes han llegado los viales a las diferentes comunidades autónomas que han establecido cuál va a ser su estrategia, qué edades van primero y dónde se van a inocular las dosis: en vacunódromos, hospitales o colegios.
En algunos sitios, como Madrid, funcionará con autocita y, de momento, la acogida ha sido buenísima. Sin embargo, esta medida no convence a padres y abuelos por igual y aparece un nuevo perfil, el de aquellos que están vacunados, pero que con los cambios de la estrategia no están seguros de la necesidad de inmunizar a los pequeños. Hablamos con médicos y abuelos sobre el tema.
Pese a no ser la edad más afectada por esta enfermedad, "el riesgo cero no existe" y, por lo tanto, lo más responsable es poner la vacuna a este grupo de edad, más con ómicron. De acuerdo con la Comisión de Salud Pública es la forma para "reducir los contagios y evitar la transmisión en entornos familiares y educativos, además de protegerlos contra eventuales casos graves o la covid persistente".
De igual manera que ocurre en adultos, el pinchazo es voluntario y serán los progenitores los que tomen la decisión de si sus hijos lo recibirán o no. En caso de haber pasado la enfermedad, como ocurre con los adultos, solo se les administrará una dosis, al menos cuatro semanas después de haber superado la covid.
Esther tiene 65 años y su nieta Adriana cumple cinco este año que entra, es, por lo tanto, una de las niñas que, si sus padres así lo quieren, se inmunizará cuando se llegue a su grupo de edad. Ni Esther ni sus padres tienen dudas: "Desde luego creo que hay que vacunar a los niños. La una forma de acabar con esta terrible pandemia es vacunando, porque como hemos visto es eficaz. Pese a que están subiendo los contagios la presión hospitalaria no aumenta como en olas anteriores".
La eficacia de la vacuna de Pfizer en este grupo de edad se sitúa en el 90% y los efectos secundarios probados en los estudios clínicos son muy bajos y leves. "Con los datos que van saliendo, creo que se está haciendo demasiado ruido. La vacuna a los niños no está dando problemas y es una manera de prevenir que se infecten con los problemas que puede traer estas infecciones", explica a Uppers el virólogo Estanislao Nistal, animando a la vacunación en este grupo de edad.
El principal miedo con el se encuentran algunos padres y abuelos es no saber qué va a pasar a largo plazo. Ramón tiene 70 años y su nieto Joaquín, 11. Él asegura no considerarse un antivacunas, es más, él mismo tiene puestas ambas dosis pero le preocupa el futuro. "Cuando la decisión es sobre los niños, la cosa se complica. Los criterios van cambiando y me da respeto lo que le pueda pasar a largo plazo porque todos los ensayos son, como es normal, recientes".
El efecto adverso más común entre los vacunados jóvenes es la miocarditis sin embargo, hay que tener en cuenta que su frecuencia es ínfima, menos de un caso por cada 10.000 y la mayoría de ellos evolucionan de forma favorable. Además, son fenómenos muy raros que si ocurren es en adolescentes y no en niños. Por otro lado, debemos tener en cuenta que la cantidad de fórmula que se les inyecta es un tercio de la dosis suministrada en adultos y que en países como Estados Unidos llevan ya más de cinco millones de inmunizados en este grupo de edad.